Opinión

Los cambios en Cuba y el papel del ministro Moratinos

Algo cambia en las relaciones que Cuba mantiene con el mundo. Y también en las que el mundo mantiene con Cuba, desde luego. No sabemos bien de qué se trata, ni cuál será el ritmo con el que los equipos situados en el vasto terreno de juego tienen pensado afrontar lo que queda de contienda. Pero hay signos inequívocos de movimientos sorprendentes que, hace sólo unos pocos meses, no parecían nada probables. Incluso tras el cambio de inquilino de la Casa Blanca.

Es muy significativo, por ejemplo, que la cancillería española haya conseguido que la Casa Blanca permita que se filtre a la prensa con todo lujo de detalles esa parte de la conversación que mantuvieron en Washington Zapatero y Obama en la que el presidente de EEUU le pedía a su colega español que el ministro de Exteriores hispano, el muy célebre Moratinos a quién el anticastrismo recalcitrante parece odiar, llevara un mensaje de su parte a Cuba. Una misiva verbal que en síntesis venía a decir algo así como: “tenéis que moveros para que yo me pueda mover más”.

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