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Obama termina el año con otro rescate financiero

En un momento en que muchos daban por terminada la crisis financiera, o al menos la peor parte de ella, la Administración Obama podría verse obligada a acabar 2009 del mismo modo en que comenzó su mandato; saliendo al rescate, con dinero público de los contribuyentes, de una entidad en problemas.

El receptor de las ayudas públicas será GMAC Financial Services, unidad de servicios financieros de General Motors, que recibirá una tercer ronda de ayudas públicas, según publica hoy The Wall Street Journal. El Departamento del Tesoro inyectará en la entidad de crédito 3.500 millones de dólares, que se suman a los 13.500 millones recibidos desde diciembre del pasado año.

Esta nueva línea de ayudas tiene como objeto que la entidad con sede en Detroit regrese a la rentabilidad en el primer trimestre de 2010. Podría evitar, además, que GMAC se vea obligado a declarar en quiebra a Residential Capital, su unidad de préstamos para la compra de viviendas.

La Administración Obama, que controla ya un 35,4% de la firma, ya había anunciado tras los test de resistencia financiera realizados que GMAC necesitaba unos 5.600 millones de dólares de capital, aunque en ese momento se pensaba en inversores privados, que se verían completados por el Tesoro.

No obstante, y siempre según el diario neoyorquino, las necesidades de capital no han sido finalmente tan críticas. Si la entidad recibe dinero del programa TARP, será la primera empresa en hacerlo en varios meses, y en un momento en que los grandes bancos del país o han devuelto, o están en proceso de devolver las ayudas.

GMAC, que proporciona financiación para General Motors, Chrysler y los clientes de ambas, perdió de enero a septiembre 5.300 millones de dólares debido a que la demanda de préstamos para la compra de vehículos continúa muy baja, y los créditos anteriores continúan deteriorándose.

Este nuevo rescate se produce en un momento en que la crisis parecía haber quedado tan atrás que la Reserva Federal ha propuesto un plan para vender depósitos a plazo a los bancos y absorber de esta manera los excesos de reservas que tiene ahora el sector financiero, valorados en un billón de dólares, y que amenazan con acelerar la inflación ahora que la economía comienza a recuperarse.

El plan, sujeto a un período de 30 días, “no tiene incidencia en las decisiones de política monetaria en el corto plazo”, según un comunicado enviado por el organismo. En su esfuerzo para luchar contra la peor crisis financiera desde la Gran Depresión, la Fed ha desplegado una extraordinaria serie de medidas de emergencia, lo que llevó a un aumento en el crédito pendiente en el sistema bancario de casi 2.2 billones de dólares.

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