Opinión

Los reinos de Taifas de las administraciones públicas

Monte usted sindicatos amarillos para esto, dirán algunos, o también se aplicarán la moraleja de un espléndido refrán que convenientemente modificado quedaría como sigue: a los sindicatos los carga el diablo. En esta línea debe moverse el pensamiento de algunos ideólogos del cambio de modelo de gestión en la sanidad madrileña que no saben como combatir ahora el monstruo que crearon para frenar el avance de CGT y controlar el poder de CCOO y UGT. Poco más de una década después del movimiento se encuentran con un mecanismo bien instalado que desde posturas de puro corporativismo defiende intereses enfrentados a los que parecen tener los políticos que lo crearon.

Hay algunas pistas de esta guerra sorda. Por ejemplo, el inesperado y sonoro levantamiento de los traumatólogos del Ramón y Cajal que acaban de doblar el brazo de Güemes por persona interpuesta. Una escaramuza que habrá dejado muy claro a Antonio Beteta y a Esperanza Aguirre con quién hay que hablar. A lo mejor con los familiares de algún conserje, según apuntan algunos médicos a quienes les gusta ironizar.

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