Opinión

Los británicos, las hipotecas y las casas en la costa española

Algunos observadores aseguran que la furia con que la prensa británica ataca un día sí y otro también a todo lo relacionado con la economía española tiene un origen bastante alejado de lo puramente académico. Sería más bien, un asunto hipotecario o, si se quiere ser más preciso, de las diferencias culturales que afectan a los créditos hipotecarios y a las entidades que suelen concederlos en España y Reino Unido. En la pérfida Albión, donde triunfan Cesc Fábregas y Fernando Torres, cuando uno deja de pagar la hipoteca, el banco ejecuta la garantía y se queda con ella. Es decir que uno pierde la casa y asunto terminado. Pero por estos lares el asunto no termina así.

Las entidades españolas no tienen suficiente con la casa. Menos aún ahora, en un momento en el que les sobran inmuebles. Aquí se persigue judicialmente al moroso por tierra mar y aire. Hasta que paga. Y, quizá por eso, muchos británicos que adquirieron inmuebles en la costa española y se hipotecaron andan enfurecidos con los bancos españoles en general. Y con uno en particular que, además, quiere imponer el esquema hipotecario hispano en el territorio de la isla.

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