Economía

“Los banqueros no han aprendido aún la lección de la crisis”

Fons Trompenaars, considerado como uno de los mejores pensadores en el campo de la comunicación intercultural y liderazgo, recibió a EL BOLETÍN en Madrid donde estuvo esta semana para participar en el ciclo de conferencias “Los debates abiertos de Fundación Telefónica”, un ciclo de conferencias sobre el impacto de las TIC en la sociedad. Trompenaars es director ejecutivo de una consultora de gestión intercultural y autor de cinco libros sobre el tema, como ‘21 Leaders for the 21st Century’ o ‘Innovating in a Global Crisis’. Para el neerlandés, “la empresa debe reflejar el entorno; de lo contrario, estamos condenados a desaparecer”.

¿Por qué este aspecto es importante para las empresas?, ¿es imprescindible para que aumente su capacidad de crear valor?

Se trata precisamente de eso, de crear valor. Los viejos paradigmas anglosajones que rigen las empresas aún sobreviven, estos tienen sus limitaciones y no pueden abarcar la diversidad. Si uno respeta la diversidad necesita un enfoque más enriquecido, más diverso. La educación tradicional nos hace pensar con un enfoque bipolar: el individuo o el grupo, globalización o antiglobalización. Y este paradigma es el que nos ha llevado a la crisis económica: el valor del accionista en contra de otros valores. Nos hemos americanizado y eso ha sido un desastre. Pero la diversidad es más completa y también más divertida. La empresa debe reflejar el entorno (diferentes nacionalidades, géneros, etc.) y para ello necesita innovar y ser creativo, porque esto último también modifica diversas ideas e innovar crece entre culturas. De lo contrario, estamos condenados a desaparecer, según las leyes de la termodinámica.

¿Abarcar la diversidad cultural adquiere una mayor relevancia en el contexto actual de crisis económica?

Sí, porque cualquier crisis puede hacer que cambien los paradigmas. Quizás necesitaríamos otro bajón en la economía, el que ha habido no ha sido suficiente para aprender la lección. Los banqueros y los altos ejecutivos aún no se han dado cuenta de que no puede ser posible que su único interés sea llenar el bolsillo. La innovación es la salida, aunque está claro que no es fácil porque supone combinar valores difíciles de reunir. Por ejemplo, un caso ha sido combinar la velocidad y la seguridad en los automóviles. Habría que tomar esto en serio porque aumentaría la productividad de las empresas.

¿Cómo ve la actitud de las empresas?, ¿cree que aún son muy reticentes o ya han comenzado a interesarse por este aspecto?

Sí, todavía no han empezado a hacer las cosas bien. La mayoría de las empresas se encuentran en la ‘etapa cero’. Por ejemplo, en cuestiones de género, entre hombres y mujeres. En algunos países podría decirse que ya han alcanzado la ‘etapa uno’, como en Noruega, donde por ley el 40% de los directivos ha de ser mujer. Sin embargo, este tipo de imposiciones provoca que los resultados sean bajos porque la formación pasa a un segundo plano. Así, que la tercera etapa, y siguiendo con el ejemplo, sería un estado en el que se contrataran mujeres por su capacidades y no para cumplir las leyes.

Entonces, ¿a los líderes empresariales les queda aún mucho qué aprender?

Todavía no hemos creado un grupo de líderes que puedan ocuparse de la diversidad, aunque algunos, como Nelson Mandela lo hicieron de forma intuitiva cuando reconcilió a las culturas de Sudáfrica. A diferencia de George Bush con su famoso eslogan “o estás conmigo o contra mí”, una frase que define perfectamente el concepto de pensamiento bipolar (por suerte, ya se ha marchado). Los buenos líderes tienen que saber afrontar dilemas, que son los mismos en todas partes. Las diferencias culturales residen en cómo se resuelven. Hay que combinar las propuestas y no elegir.

¿Cómo ve a las empresas españolas?, ¿son diferentes a las de los países de su entorno?

Sí, España sabe lo que es una crisis casi mejor que cualquier otro país. Su economía creció demasiado rápido y ahora podría estar pagando las consecuencias. Además, las previsiones del FMI no son nada alentadoras. Pero los bancos fueron menos agresivos, lo que parece ser una contradicción. De hecho Santander y BBVA funcionan muy bien. Habría que tocar fondo en la crisis, sería lo mejor que le podría ocurrir a la economía española, después de esto el escenario parece prometedor.

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