Opinión

Perdidos en la red

Para que luego digan que “perder el tiempo” en Internet no tiene un reflejo en algo útil, que se lo digan a un paisano que se perdió en una playa helada del Mar del Norte en la costa alemana. El paisano salió a captar el atardecer pero se quedó solo cuando se hizo de noche y bastante desorientado.

La casualidad hizo que una mujer se conectara a una web cam para ver las costas heladas y se encontró al paisano en la lontananza haciendo señales con una bengala. La noticia es bastante absurda aunque tenga un final feliz; para empezar no se entiende que alguien salga con una cámara de fotos y con una bengala, después tampoco se sabe para quién hacía las señales, y por último nos podemos preguntar qué narices quería ver esa mujer en la pantalla si por la noche, (y sin luz), no se ve un carajo en una playa alemana.

También podríamos pensar que el individuo no estaba perdido sino que respondía a unas maniobras para espías de las que forman parte de la rutina del FBI, últimamente muy preocupado por el flequillo de Gaspar Llamazares. Y, quizá, la señora que veía Internet andaba buscando referencias para darle pistas a Al Qaeda.

Este mundo temeroso y global que hemos alcanzado no se puede rendir ante la primera explicación que nos venga a la cabeza porque no sería creíble. Eso del náufrago en la isla es un cuento del XIX, ahora cualquiera que esté sólo, por la noche y en pelotas, es un bulto sospechoso al que hay que perseguir.

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