Opinión

Las hipotecas bélicas que quedan para el futuro

Los comentaristas del ala izquierda del Partido Demócrata, o como dirían en la Fox, ‘el coro de plañideras de Howard Dean’, se han abonado en los últimos tiempos a hablar del origen de la deuda histórica que soporta EEUU. Tan pesados como siempre con la bobada esa de la memoria histórica que tanto les gusta, ahora les ha dado por recordar que la raíz de todo esto habría que buscarla en la presidencia del muy célebre ídolo ‘neocon’ George Bush hijo.

Las guerras de Afganistán e Irak, emprendidas por el anterior inquilino de la Casa Blanca supusieron el inicio de la espiral de gasto público desbocado a la que ahora, justo ahora, sí se quiere poner freno desde los escaños del grupo ‘ultraconservador’ del Partido Republicano. El coste de estas dos campañas, que se pusieron en marcha tras el 11S y no se han conseguido cerrar aún, fue decisivo para que el límite máximo del endeudamiento permitido por el Congreso y el Senado se encuentre, hoy por hoy, en 14,3 billones de dólares, casi el doble de los 7,5 billones en los que se situaba esta cifra en 2005.

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