Opinión

El duque de ayer

En el Museo de Cera de Madrid no pierden el tiempo en discutir si las figuras de cera tienen alma porque directamente cuando “fallecen” las envían a un almacén. Uno pensaba que las reciclaban en cirio de parroquia pero según parece las guardan, quién sabe sí pensando en la resurrección de la carne, (y de la cera).

Eso le ha pasado a la figura de Jaime de Marichalar que era duque hasta que un juzgado ratificó la demanda de divorcio con la infanta Elena. En lo sucesivo a Marichalar se le puede llamar “el duque de ayer”, en alusión a la letra de Nacha Pop que definió un periodo conocido por la movida madrileña que cumple, ahora, treinta años. En cierto sentido también al duque le han descatalogado como si fuera un disco de vinilo, y lo que ha hecho el Museo es colocarlo en su sitio, es decir, en un almacén donde están otros personajes, la mayor parte de ellos difuntos, (por ejemplo el duque de Cádiz).

La muerte civil del ducado de Lugo ha venido con esta decisión del Museo de Cera que, también, podía haber optado por subastar la figura a la espera de que algún coleccionista extranjero elevara la puja por la figura de Jaime de Marichalar. Desde el momento en el que te meten en el limbo de las figuras has desaparecido del mundo.

A la inquietud de Jorge Manrique acerca de nuestras vidas que daban al mar, la respuesta del Museo de Cera: la vida acaba en un almacén. Y es algo muy “real”.

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