Opinión

Está visto que la edad ya no es un impedimento para casi nad

Está visto que la edad ya no es un impedimento para casi nada -en esta sección ya hemos hablado de octogenarias que vuelan en parapente, se lanzan en paracaídas o dan el sí quiero cuando se las suponía tejiendo bufandas para sus nietos- pero ignorábamos que esa ‘segunda juventud’ también estaba siendo aprovechada para el delito. Pero sí. Leemos en Internet que unas 16 personas entre los 60 y 80 años, en su mayoría mujeres, han sido detenidas en lo que va del año en Santiago de Chile, al descubrirse que eran contratadas por narcotraficantes como distribuidoras de droga en sus respectivas localidades, precisamente para evitar las sospechas de la Policía por su condición de dulces viejecitas.

Pero este no es el único caso del que se habla en estos días relacionado con personas de la tercera edad que se han pasado al bando de los malos. Y es que cuatro ancianos alemanes, de entre 60 y 79 años de edad, fueron a juicio hace unos días acusados de secuestrar a su asesor financiero y mantenerlo prisionero en un sótano para intentar recuperar la pérdida de sus ahorros, unos 2,5 millones de euros. Los hombres raptaron al banquero en la puerta de su domicilio, lo metieron en el maletero de un coche, y lo trasladaron a 500 kilómetros donde intentaron forzarle a que les transfiriera el dinero. Además de organizar el secuestro de película, los raptores demostraron ser muy violentos, ya que uno de los acusados, de 74 años, rompió dos costillas a la víctima. ¡Y es que uno no puede fiarse ya ni de su abuelo!

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