Opinión

Majaretas con la crisis

Perdónenme pero esto de la crisis económica no hay dios que lo entienda a pesar de que todo el mundo intenta darle una interpretación propia. Como para volvernos majaretas, vamos. Y digo que no hay quien la entienda porque, eso es evidente, nadie tiene un duro, quiero decir un euro, pero resulta que estos días se está batiendo el récord de matriculación de coches. Es decir, que para motor y gasolina no falta y eso que la gasolina, o el gasoil porque tanto da, no para de subir. Es lo que más se ha encarecido: un 21,1 por ciento de una cesta de la compra que como media lo ha hecho, según los expertos en estadística, en un nueve por ciento, lo cual tampoco está mal, mejor dicho, también está muy mal.Por si hubiese dudas, que las hay a raudales, las carreteras durante la Semana Santa recién clausurada no reflejaban los agobios del personal para llegar a fin de mes, y sin embargo esos agobios existen y aumentarán, porque el alivio de los precios parece que con los atisbos del verano y la llegada de los primeros turistas se está esfumando como por ensalmo. Por ejemplo las patatas, que siempre han sido lo más accesible para el menú de los pobres, se han puesto por las nubes, lo mismo que el pollo, habitualmente tan asequible, que con un 13,71 por ciento de subida empieza a convertirse en un producto de lujo. Las amas de casa, que miran el céntimo por delante y por detrás, se quejan de que sus presupuestos no les llegan, y no debe de faltarles razón. Los precios se estiran como si fuesen de chicle y los sueldos se contraen como si tuviesen muelles. Mientras tanto el Gobierno sigue diciendo que todo va mejorando, cosa que casi nadie se cree, y la oposición insiste que nada deja de empeorar lo cual vistas las noticias que llegan de Mallorca, los detalles de la operación Gürtel y el desgaste de los trajes de borla de Francisco Camps resulta bastante evidente.

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