Internacional

S&P recorta la calificación de la deuda española

El anuncio de Standard & Poor’s, que decidió cortar la calificación de la deuda española a largo plazo hasta ‘AA’ desde ‘AA+’ con perspectiva negativa, fue la bomba final de un día de auténtico infarto en los mercados financieros. Al cierre de esta edición, las calificaciones de solvencia de Irlanda ni Italia no habían sido revisadas por esta agencia de rating, aunque ambas naciones tienen una nota inferior a la española, pese a este recorte.

El anuncio se produce un día después de que la agencia de calificación crediticia degradara hasta ‘bono basura’ la deuda soberana de Grecia y recortara dos escalones el rating de Portugal hasta hasta ‘A-’.

Pese al golpe asestado a España, aún quedan por debajo otros países como Italia (con nota ‘A+’) y mantiene la máxima calificación de Fitch y Moody’s. Sin embargo los mercados reaccionarion a la baja: el Ibex 35 cerró con una caída del 2,99% hasta los 10.167 enteros, el diferencial de la deuda a diez años con respecto al bund alemán se situaba en 118,1 puntos (sin embargo a lo largo de esta mañana alcanzó el dato insólito de 130 puntos) y los credit default swaps (CDS) se ampliaron después del anuncio en ocho puntos básicos, hasta los 187 puntos.

Las Bolsas europeas registraron a lo largo de toda la sesión bruscos vaivenes pendientes de los posibles anuncios de la canciller alemana, Angela Merkel. Su aparición ante los medios de comunicación, sobre las 5.00 de la tarde, calmó los ánimos de los inversores, tras las fuertes caídas del medio día . Sin embargo, la tendencia volvió a invertirse minutos antes del cierre. En Europa, el Eurostoxx 50 cerró con una caída del 1,7%, mientras que la del CAC fue del 1,5% y la del Dax del 1,2%. El menos castigado fue el FTSE, con un retroceso del 0,29%. La Bolsa griega se desmarcó del resto y cerró con una subida del 0,63%.

Según afirmaron los líderes europeos en la rueda de prensa, el próximo viernes intentarán alcanzar un acuerdo sobre el programa de rescate de Grecia, aunque reconocieron que el próximo 10 de mayo, un día después de las elecciones alemanas, será la fecha más probable para que se materialice el plan. Así que según este calendario, los especuladores internacionales aún cuentan con un margen de una semana para sacar partido de la indecisión del Gobierno de Merkel.

Sin embargo se van a mover rápido. La situación política se tensa por momentos y el juego de la presión de la deuda griega sobre los bancos contaminados de Francia (75.000 millones de euros) y Alemania (45.000 millones de euros) y la propia Grecia (40.000 millones de euros) puede obligar a la canciller a dar los detalles que ahora niega antes del viernes. Por lo tanto, sigue abierta la posibilidad de hacer negocio con Grecia. Pero se debe cumplir un requisito: que Merkel se mantenga como ‘aliada’. Por ahora, es su principal valedora. De hecho, en su fugaz aparición esta tarde, junto al director del FMI, se ha limitado a repetir su estribillo habitual: Alemania da el dinero pero sólo si Grecia hace un ajuste más duro. Merkel juega al límite.

El Gobierno griego, presionado por las huelgas nacionales y la incomprensión de una ciudadanía cansada de aparecer en los medios de comunicación con calificativos como “vagos”, “maleantes”, entre otras lindezas, puede plantarse. Si Yiorgos Papandreu decreta una suspensión de pagos y sale del euro, Alemania sufrirá mucho. Su economía depende en un tercio de su PIB de sus exportaciones y el 45% de ellas, según los últimos datos publicados por CIAFactbook, se dirigen a la eurozona. Sin la moneda única, y en una crisis como la actual, podría haber devaluaciones, con lo que los productos germanos perderían el seguro de un precio estable del que disfrutan desde que se puso en marcha la unión monetaria, hace ya 11 años.

Hoy Papandreu se ha mostrado más duro de lo habitual con dos mensajes muy claros: el plan de ajuste presentado cumple las expectativas y es suficiente para asegurar el recorte del déficit y Grecia es responsable de solucionar sus errores, pero es la eurozona quien tiene que evitar que se produzca cualquier posible contagio o que la moneda única pueda o no saltar por los aires. La prima de riesgo de Grecia (medida por su diferencial con el bono alemán a diez años) ampliaba hoy sus máximos, y se situaba al borde ya de los 1.000 puntos básicos. El coste de asegurar contra el impago 10 millones de dólares en bonos griegos con vencimiento a cinco años se situaba en la sesión de hoy en 675.000 dólares. Aunque la cifra es muy elevada, supone un descenso muy acusado desde los 900.000 dólares alcanzados ayer, cuando se dispararon todas las alarmas por la rebaja de rating de Grecia hasta bono basura. La rentabilidad del bund alemán se encontraba en la sesión por debajo del 3%, en el 2,977%, por primera vez en el último año. En el caso de Portugal, también en el punto de mira de los especuladores, el diferencial respecto al bono de referencia europeo ascendía hasta algo menos de 300 puntos básicos.

No obstante, si Merkel mantiene su obsesión por dar prioridad a sus quebraderos de cabeza políticos en lugar de la estabilidad de la eurozona y no se muestra concluyente, como se ha anunciado hasta ahora ,antes del día 10 de mayo, como decíamos antes, hay un margen para las ganancias. Otro notable apoyo con el que cuentan los especuladores internacionales los proporcionan cada Zapatero y Rajoy. El presidente del Gobierno ha insistido en que lo peor de la crisis ha pasado. Una tesis que mantiene Salgado, quien además ha puesto en duda los datos de la EPA que se conocieron ayer por error. El líder de la oposición tampoco ayuda. Duda que los ingresos fiscales hayan aumentado en un día en el que las agencias de rating están pendientes de la deuda española.

Además, las dudas de los mercados son avivadas por algunos de los más reputados expertos económicos. Nouriel Roubini, profesor de la escuela de negocios Stern y presidente de la firma de análisis económico RGE Monitor, uno de los primeros hombres en predecir la crisis crediticia, señaló ayer en una conferencia que “no hay ningún modo de que Grecia pueda aumentar el recorte de gasto en el porcentaje del 10% que necesita para frenar su espiral de deuda”. Estas palabras abren la puerta a la posibilidad de que Grecia entre en impago.

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