La prensa analiza hoy las primeras consecuencias del duro plan de recortes anunciado por el Gobierno como la huelga de funcionarios convocada por los sindicatos, pero también la posibilidad de que el Ejecutivo aumente los impuestos a las rentas más altas, después de que ayer los miembros del Gabinete mostraran públicamente versiones contradictorias sobre la necesidad de una subida fiscal y respecto a si el Ejecutivo lo tiene encima de la mesa. Por este motivo, el debate que sobrevolaba los diarios es si el esfuerzo de contener el gasto debe recaer únicamente en funcionarios y pensionistas, y se debe hacer sólo a través de recortes sociales, o si se debe reclamar “un esfuerzo a los que más tienen” como pidieron ayer Chaves y Blanco.
El Mundo, después de informar que Zapatero considera que no es el momento para elevar la presión fiscal, coincide con el presidente en que “subir los impuestos sólo agravaría más las cosas” y explica entre otras cosas que subir el IRPF “choca contra el sentido común cuando lo que se pretende es incentivar el consumo y la inversión en una situación de crisis”.
El plan de ajuste también han dividido a los diarios llamados progresistas. Mientras Público proclama y justifica el “divorcio entre Zapatero y los sindicatos” El País, que habla de bache y no de ruptura, lanza una advertencia a los centrales sindicales: “Cometerán un grave error si ceden a la tentación de una respuesta exasperada” o sea que ojito con convocar una huelga general.
Pero si no pasa inadvertida esta divergencia en la prensa de izquierdas, lo mismo pasa con los dos cachetes que Pedrojota propina a Rajoy. El primero, por exigir una fuerte reducción del gasto público pero oponerse a los ajustes del Gobierno y también a que se suban impuestos. Y el segundo, por “aventar el caso Bono para defender a Camps”. No es lo mismo, recibir regalos del cabecilla de una trama delictiva que del constructor Santamaría, advierte el director de El Mundo, a quien tampoco le sirve el “y tú más”…
