Opinión

La buena noticia tras Toronto es que el G-20 se consolida

No es una buena noticia, aunque tampoco ha provocado demasiada sorpresa que el comunicado final del G-20 que se celebró el pasado fin de semana en Toronto mostrase, más allá de una ambigua resolución semiconsensuada, la total divergencia entre los países participantes a la hora de establecer sus estrategias para combatir una crisis económica que es global y que no podrá resolverse completamente con soluciones locales. Pero más allá de esta evidencia hay aspectos positivos.

Lo menos malo es la aceptación de la mayoría de los participantes de que resultaba absolutamente necesario aparecer ante los medios de comunicación mundiales con algo parecido a un acuerdo. El reconocimiento de la imposibilidad de dar una impresión de ruptura en la continuidad de un cónclave que, y no hace tanto tiempo de esto, fue investido como una suerte de Gobierno económico mundial en los momentos más tensos de la hecatombe financiera que estremeció al mundo tras el derrumbamiento de Lehman Brothers.

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