Internacional

Bernanke defiende la política económica de Obama

La recuperación económica aún está débil, el empleo va a tardar en recuperarse y ante la ausencia del tirón del consumo familiar, es demasiado pronto para plantearse una retirada de las políticas de estímulo con recortes del gasto público. Esa fase, que también ha de llegar tendrá que ser posterior. Concreto, claro y contundente. Así es el mensaje que el presidente de la Fed, Ben Bernanke, difunde estos días. Lo hizo ayer y lo ha repetido hoy durante su intervención en la Cámara de Representantes de EEUU.

En este escenario, la primera potencia mundial continúa recortando su coste de financiación en los mercados. La rentabilidad del bono estadounidense a diez años ha bajado del 3%. En concreto se sitúa ya en el 2,937%, sólo 27 puntos básicos por encima del bund alemán, la mitad que hace un mes.

Una parte del Partido Republicano, la más recalcitrante, está a punto de encontrar un nuevo e insospechado enemigo. Se trata de Ben Bernanke, el economista que ejerció como jefe del equipo de asesores del presidente Bush, cuando los ‘neocons’ reinaban en la Casa Blanca y que fue designado luego presidente del Instituto Emisor en sustitución del entonces venerado y ahora vilipendiado, Alan Greenspan.

Bernanke es un profesor y economista ortodoxo, lejano de otros como Krugman o Stizglitz, a quienes suele clasificarse de izquierdistas, y que, sin embargo, cree que aún no ha llegado el momento de retirar las políticas públicas de estímulo, porque sin ellas no será posible la recuperación del empleo y tampoco llegará, por lo tanto, la salida final del oscuro túnel de la crisis en el que la economía mundial sigue sumergida.

Obviamente, no hay una pizca de optimismo, ni de discurso colectivista en este análisis. Sí quizá, como han señalado algunos comentaristas, puedan encontrarse atisbos del objetivo fundacional de la Fed, un Banco Central entre cuyos cometidos también está preocuparse del crecimiento y el empleo.

Para los analistas, quizá el mensaje más pesimista del presidente de la Fed, es el que mantiene que no existe una solución inmediata para el problema del desempleo. El banquero central considera que ‘hace falta aún mucho tiempo para que se puedan recuperar los 8,5 millones de puestos de trabajo que se destruyeron entre 2008 y 2009 en la principal economía del mundo.

De hecho, Bernanke estima que las cifras actuales, con tasas superiores al menos al 7% de la población activa, persistirán hasta más allá de 2012, el año en que concluye el primer mandato presidencial de Obama. Y lo que es peor, aún podría tardarse otro par de ejercicios, al menos en volver a registrar tasas de paro entre el 5% y el 5,5%, cifra que para los expertos del Banco Central de EEUU debe considerarse ya como ‘pleno empleo’.

De hecho, en lo que va de año, la recuperación del empleo sólo ha sido capaz de generar unos 700.000 puestos de trabajo en total, lo que incrementa el ahorro y ralentiza el crecimiento en un país en el que dos tercios del PIB dependen del consumo.

Por eso, al menos por ahora, la inflación es una posibilidad poco plausible, según Bernanke, cuya contundencia ha contribuido a detener la escalada que protagonizaban algunos valores refugio como el oro.

Aún no está hecho, pero sí más cerca. Ayer, en coincidencia con el discurso de Bernake, los demócratas en el Senado consiguieron dar la vía libre inicial a una proposición de Ley, dotada con 34.000 millones de dólares, que extenderá las ayudas federales a los parados de larga duración. La votación fue holgada (59-39). Los republicanos no se oponían frontalmente a la legislación pero querían un compromiso de recorte sobre otras partidas presupuestarias para que no aumente más el déficit.

La posición defendida por Ben Bernanke, que conserva mucho prestigio como experto en las filas republicanas, empieza a provocar fisuras en una agrupación donde los cuadros tradicionales no están contentos con el ascenso de los derechistas radicales del ‘tea party’, aunque hasta ahora no tuvieran fuerza para oponerse a ellos. La gran dificultad para los renacidos ‘neocon’ es que cualquier mejora de la coyuntura económica, especialmente en lo que se refiere al empleo, volvería a impulsar la figura de Obama. Por eso, bloquean sus iniciativas. ¿Les suena?

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