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Las tertulias radiofónicas se empeñaban hoy en analizar el d

Las tertulias radiofónicas se empeñaban hoy en analizar el desarrollo de la huelga general, con las primeras informaciones que salían a la luz, y la palabra más repetida ha sido la de normalidad, dentro de la anormalidad que supone la convocatoria de un paro de estas características, y la percepción generalizada es que la mayoría de la gente ha ido “al curro”, como señaló Paco Reyero en Onda Cero,

Algunos tertulianos, como los de Onda Cero, se entretenían incluso en adivinar cómo juzgará mañana la prensa la jornada de movilizaciones, a pesar de ser conscientes, como hizo notar Casimiro García-Abadillo, de que los sindicatos dirán que ha sido un éxito, que se darán cifras de participación contradictorias entre el Gobierno y las centrales sindicales y que habrá un debate de si ha sido un triunfo o un fracaso.

En la COPE, sin embargo, la mayoría de los tertulianos tenían claro ya que la huelga ha sido un fracaso, ya sea porque no había un clamor de la sociedad para que se diera este paro o porque los propios sindicatos no han querido ahogar a los ciudadanos con el paro. Así, Victoria Prego ha señalado que le da la sensación de que es una huelga controlada por los sindicatos ya que toda la vida, la prueba del éxito del paro ha estado en el Metro y esta vez funciona con normalidad y “si hubieran querido ahogar a la población, por mucho que quisiera la gente ir a trabajar, si el Metro no sale, no van”. José Antonio Segurado ha asegurado que el gran triunfador de este paro es el derecho al trabajo, triunfo total y absoluto de la gente que ha querido ir a trabajar. Continuando con esta idea, Bieito Rubido ha recogido datos de la huelga como la caída del 8% en el consumo privado de electricidad para destacar que esto muestra la escasa participación en los paros.

En la SER insistieron en la idea que vienen repitiendo desde hace unos días de que “es una huelga rara, lo que explicaría que haya muchos trabajadores que no la secundan porque no se la creen, porque advierten un tongo”, además de poner de manifiesto que esta huelga no tiene el dramatismo de otras anteriores. Finalmente, Enrique Gil Calvo apostaba por que ésta sea «la última huelga general en España porque las huelgas generales en pleno siglo XXI son ya un anacronismo».

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