En los últimos doce meses el precio de la onza de oro ha experimentado una revalorización del 30% hasta tocar la cifra psicológica de los 1.300 dólares, en cuyas cercanías se mantiene por ahora. Se trata, además, de un récord histórico nominal muy jaleado por los medios de comunicación generalistas, mientras que en las webs especializadas se recuerda que, en lo tocante al valor real de este activo su momento cumbre se alcanzó en los albores de la década de los ochenta del pasado siglo, cuando marcó un valor de 873 dólares por onza que, actualizado a las circunstancias actuales tendría una equivalencia de cerca de 2.400.
En cualquier caso, al referirse a este metal precioso hay que hablar de una carrera alcista espectacular que ha despertado más de una polémica entre los analistas a la hora de explicar semejante trayectoria. Repasadas las principales fuentes de opinión del mercado, parece haber dos tendencias definidas. Algunos, como el multimillonario especulador y filántropo George Soros, estamos ante el momento de creación de la próxima gran burbuja financiera, según las declaraciones que hizo al respecto hace 15 días. Otros simplemente resaltan que el oro es un activo con garantía que ofrece tranquilidad a los inversores en el actual entorno turbulento y lleno de incertidumbre en el que se mueven los mercados financieros.
