Opinión

Oficio de víctimas

Y de repente aquel hombre que había sido amigo/novio/amante, levanta la mano y cae la violencia sobre la cara de la mujer y de sus hijos. Cada hora se produce algún mal trato, no todos acaban de forma dramática, pero todos son humillantes. A estas alturas nos deberíamos preguntar si para tener pareja, (y más para tener hijos), sería oportuno pasar un examen psicotécnico.

También nos podríamos plantear si damos con mucha alegría las noticias de las muertes, sobre todo la de los menores cuando se añade la edad, el sexo y las circunstancias en las que fallecieron. Hace poco se publicaba que un niño de dos años había muerto abrasado en su sillita del coche, y se daban datos espeluznantes sobre los restos que habían sido descubiertos por la policía.

Tal vez deberíamos reflexionar acerca de que las muertes por violencia de género son algo más que víctimas en una lista que se renueva todos los eneros. En general se les da el trato de las cifras de accidentados de tráfico durante el fin de semana, y no podemos consentir que tanto dolor pase como una fría enumeración de asesinatos domésticos.

En numerosos casos no había denuncia previa porque el miedo es algo con lo que juegan los agresores, pero los vecinos no pueden quedarse en comparsas que no sabían nada, (pero bien que hablan cuando aparecen las cámaras de televisión a llevarse los cadáveres). Aquel que calla hoy puede ser culpable de la sangre seca con la que amanecen muchos portales.

Más información