El problema no es España, ni los problemas económicos de España, ni las reformas estructurales. Es obvio que esas cuestiones están sobre la mesa y que deben ser resueltas lo más pronto que sea posible. Pero este asunto, de gran calado, por supuesto, no tiene nada que ver con las acciones que, periódicamente, los especuladores financieros internacionales realizan, operando a crédito, contra los activos financieros españoles. En estos ataques sólo hay una intención: acabar con la moneda única para generar un nuevo colectivo de filántropos, al más puro estilo George Soros, el hombre que tumbó la libra para hacer saltar al Sistema Monetario Europeo.
Aquel ataque corsario le cubrió de gloria y le ha permitido, desde entonces, dar certificados de buena conducta económica a los gobiernos del mundo en paralelo con la financiación de corte caritativo que también ha prodigado. Además, aquella escaramuza no podría compararse a la victoria en la gran guerra contra el proyecto de la UE que podría producirse ahora.
