Opinión

Bromas sin gracia

El cineasta Nacho Vigalondo parecía una persona normal pero de pronto se nos ha revelado como un insolente mete patas. Ignoro cual es su nivel de gracia cuando habla o cuando escribe, nunca he cruzado una palabra con él, pero el otro día en Twiter la cagó solemnemente y de manera indignante para la sensibilidad colectiva, y perdón por tan escatológica imagen.

Coincidiendo con la conmemoración del Holocausto el muy irreverente y desde luego insensato realizador escribió que el Holocausto era un montaje. Así como suena. Luego, cuando estalló la tormenta, rectificó, lo cual siempre es de agradecer cuando se mete la pata, pero con tan poca fortuna que no encontró otra explicación que atribuir su desliz a una broma. Una broma pesada para casi todos – hay excepciones de pro nazis residuales – y de manera muy directa para las víctimas, familiares y supervivientes de aquella monstruosidad.

El Holocausto fue sin duda la salvajada mayor cometida por seres humanos contra seres humanos que recuerda la Historia. Y Vigalondo, a quien no debe adornarle un buen sentido del humor, se ha permitido frivolizarla, y para muchos que no captaron su ironía, si es que efectivamente de ironía se trataba, negarla. ¿Cómo se puede tomar a broma la persecución de un pueblo por motivos exclusivamente raciales y el asesinato premeditado y planificado de seis millones y medio de personas?

Hay quien tratan a veces de buscarle al Holocausto interrelaciones con otros hechos recientes lo cual debe alegrar mucho a los autores de aquella brutalidad que aún se esconden por ahí del horror. Pero el Holocausto hay que verlo y analizarlo al margen de cualquier otro asunto que pueda contribuir a minimizarlo, a paliarlo y mucho menos a justificarlo.
Los negacionistas mantienen sí, que es un montaje de los judíos, como si los documentos, los campos de exterminio, las listas de víctimas, con nombres y apellidos no estuviesen ahí y como si algunos de cuyos supervivientes no permaneciesen entre nosotros para contarlo. Una broma sin gracia, muy triste, desde luego.

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