Circula en estos días un cuento casi increíble por los parques habaneros, cada vez más repletos de locutores ociosos de Radio Bemba. Se dice que la famosa canción de Ricardo Arjona en la que sitúa a Fidel como un agresivo broker de Wall Street está a punto de cumplirse con un mínimo cambio en el papel protagonista. No será el viejo líder quien de el campanazo de apertura en la sesión de la Bolsa de Nueva York. Pero sí, alguien de su familia. Tal vez, un yerno de Raúl Castro.
La compañía cotizada con la que la familia recogerá los frutos de la Revolución, puede ser Gaviota. El imperio turístico que ha construido, el grupo empresarial de las Fuerzas Armadas, un emporio que tiene dinero para invertir, a pesar de la crisis de liquidez que sufre el Estado. Hay pruebas visibles, como algunas instalaciones turísticas de reciente construcción, en Punta del Francés, por ejemplo que, según algún observador avispado, parecen diseñadas a la medida de los vecinos del norte. No de todos. De los que tienen más posibles.
