Internacional

La dimisión como director del FMI ayuda a Strauss-Kahn a salir de la cárcel

Un día después de anunciar su dimisión como director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn ha recibido la libertad bajo fianza tras pagar un millón de dólares. A partir de ahora cumplirá arresto domiciliario tras ser formalmente inculpado por agresión sexual e intento de violación. El directivo galo fue arrestado la madrugada del domingo en Nueva York.

Strauss-Kahn llevará a partir de ahora una pulsera electrónica y estará obligado a no abandonar la ciudad estadounidense. La acusación formal ha tenido lugar tras ratificarla un gran jurado, que al parecer ha encontrado pruebas suficientes para inculpar al ex director gerente del Fondo.

El fiscal del distrito, John Mc Connel, alegó que Strauss-Kahn se encuentra en una situación en la que podría tratar de escaparse, y es por eso que defendió la postura de que el funcionario debe permanecer detenido en la prisión de Rikers Island, conocida por albergar a numerosos pandilleros.

Dominique Strauss-Kahn dimitió ayer como director gerente del FMI. De entre la lista de sucesores con la que se ha especulado estos días, la ministra de Finanzas gala, Christine Lagarde, parece ser la favorita para ocupar el cargo.

La elección de la política gala ha levantado algunas sospechas en la Red de que el cambio de líder al frente del FMI podría beneficiar a la banca de inversión. Lagarde, que actualmente está siendo investigada por la Justicia de Francia debido a un supuesto abuso de autoridad para decantar un fallo judicial a favor de un empresario de dudosa reputación, Bernard Tapie, trabajó durante varios años para el bufete de abogados estadounidense Baker & Mckenzie.

Este despacho ofrece en su propia página web un servicio especializado para que los inversores institucionales y otra clase de fondos puedan operar en los mercados de Europa y EEUU sin toparse con las nuevas regulaciones que quieren impulsar tanto Washington como Bruselas.

Aunque a este despacho no se le ha atribuido hasta ahora una relación directa con las operaciones de bancos como Goldman Sachs, en el futuro las cosas podrían cambiar.

Precisamente, Goldman Sachs cuenta ya con poderosos aliados en los organismos económicos internacionales. Hace unos días se decidió en Bruselas que el próximo presidente del Banco Central Europeo (BCE) sea el actual gobernador del Banco de Italia Mario Draghi. Draghi trabajó como directivo para Goldman Sachs en Europa entre enero de 2002 y enero de 2006. También el secretario del Tesoro de EEUU, Timothy Geithner, colaboró con la entidad más rentable de Wall Street en el pasado.

También desde Europa se ha hablado de Gordown Brown, el ex primer ministro socialista británico. Brown fue el que evitó, tras contactar con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, que en aquel entonces presidía la UE, que se aprobase una normativa más dura contra la especulación financiera (que nutre, según los últimos datos presentados por bancos como Citigroup, una parte destacada del negocio). Y otra de las figuras que se sigue con más atención es la del canadiense Mark Carney, gobernador del Banco Central de ese país, y que trabajó durante 13 años para Goldman Sachs.

Si el elegido procede al final de las potencias emergentes, el favorito en las encuestas es el ex ministro de Economía turco y actual director del programa de Desarrollo Económico Global para el think-tank estadounidense Brookings Institution.

Lo cierto es que entre Goldman Sachs y el FMI habían surgido algunos conflictos durante los años en los que Strauss-Kahn ha estado a la cabeza de la institución. Por ejemplo, el pasado mes de enero el Gobierno de Ghana pidió al banco estadounidense un préstamo para desarrollar parte de las infraestructuras del país. Las autoridades del país africano tuvieron no obstante que consultar al FMI este préstamo y Strauss-Kahn puso complicaciones para que se realizara la operación.

Además, el ex director gerente ha cargado en varias ocasiones contra los paraísos fiscales, al acusarlos de ser responsables en buena parte de la crisis financiero que se agudizó en septiembre de 2008, tras la quiebra del gigante Lehman Brothers.

Las teorías que hablan de una venganza por parte de Wall Street han comparado además este caso con el de Eliot Spitzer. Spitzer fue fiscal general de Nueva York a principios de la década pasada, y se ganó la simpatía de los neoyorquinos investigando a gigantes del entramado financiero de EEUU, como Enron. Poco después Spitzer fue elegido gobernador de la ciudad, aunque en 2008 cayó en desgracia y se vio forzado a dimitir tras destaparse un escándalo relacionado con el mundo de la prostitución.

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