• Algunos ciudadanos griegos, a pesar del enfado que tienen con Alemania, en particular, y Bruselas, en general, por la situación en la que se encuentran sus finanzas, han reconocido que algunos tópicos «tienen parte de verdad». Por ejemplo, el de que la enorme necesidad financiera helena tiene que ver con que «los griegos, a los 55 años, se retiran y pasan a no hacer nada de nada en alguna de sus islas», tal y como lo expuso un ex-banquero suizo.
• Cada vez se pone más en tela de juicio la labor de la CE y sus múltiples departamentos. Muchas personas comienzan a ver en este enorme aparato burocrático un gasto innecesario que no se traduce en trabajo efectivo. Por ejemplo, entre el gremio de los traductores una de las mayores aspiraciones es terminar en Bruselas, en donde “se cobra un pastón por nómina y se trabaja lo que uno quiere”.
• Algunos especuladores financieros han restado importancia a las protestas ciudadanas en Grecia o España, y las han comparado con los incidentes en Vancouver, Canadá, hace unos días, cuando un equipo local de hockey hielo perdió un importante partido y su hinchada ocasionó graves disturbios.
