El primer cartel de candidato de Alfredo Pérez Rubalcaba choca con sus declaraciones a finales del año pasado sobre la posibilidad de cambiar el orden de los apellidos. El vicepresidente aseguró que su apellido “no es Rubalcaba sino Pérez y tengo que empezar defendiendo el apellido de mi padre, que no me perdonaría que no lo hiciera”.
Los incidentes que se desataron en Atenas con motivo de la aprobación de nuevas medidas de austeridad sacudieron a la opinión pública internacional, con vaticinios sobre una “llegada de la revolución social”. Sin embargo, el entusiasmo de algunos activistas griegos era más moderado. “Sí, es cierto que el centro de Atenas está destrozado, pero es algo que pasa cada vez que hay una huelga de esta magnitud”, comentaban algunos jóvenes.
En Génova no se quiere ni oir hablar de Francisco Granados. Así, se ha desligado por completo de la decisión de Aguirre de sacarle del Gobierno para darle un escaño en el Senado. “Eso son cosas de Esperanza Aguirre”. No hay que olvidar que Granados está salpicado de la presunta trama de espionaje a varios cargos del PP.
El primer cartel de candidato de Alfredo Pérez Rubalcaba choca con sus declaraciones a finales del año pasado sobre la posibilidad de cambiar el orden de los apellidos. El vicepresidente aseguró que su apellido “no es Rubalcaba sino Pérez y tengo que empezar defendiendo el apellido de mi padre, que no me perdonaría que no lo hiciera”.
