Opinión

Serpientes y veranos

Este año lo va a tener complicado la famosa «serpiente del verano» para colarse entre las páginas de los periódicos, o ese agricultor que ha cosechado la calabaza más grande del mundo y al que le visitaba un equipo de Telediario. La crisis ocupa el espacio de las noticias del verano, lo cuál es una faena porque en esas tontunas estivales uno encontraba motivos de charla en la piscina.

De momento gana lo que publicó «El Norte de Castilla», un breve en el que se contaba que una mujer se había mareado en su casa, acudieron los bomberos, tocaron a su puerta: abrió y dijo que se encontraba mejor. Punto, final de la crónica. En las redes sociales hay mucho «cachondeíto» con esta noticia para la que piden alguno de los premios de Periodismo que se reparten por la geografía. Quizá no sea para tanto, en el periódico se defienden echándole la culpa a los becarios que es algo muy indigno pero muy socorrido. (Al becario le dijeron que llenara la página, llamó a los servicios de urgencias y se lió. El becario nunca tiene la culpa, la responsable es aquella señora por no dejarse rescatar por los bomberos con una escalera desplegable y posterior salida en camilla).

Este verano si llega un ovni lo va a tener complicado para tener altura tipográfica. Marcianos, fantasmas, sicofonías y melones gigantes como quieran aparecer en un periódico se van a tener que anunciar en la sección de «por palabras». Malos tiempos para otro tipo de crónicas que no sean el euro y sus turbulencias. Las serpientes del verano son como los viejos cines de programa doble, una cosa de la que hablan las personas mayores.

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