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¿Le queda a Bernanke algún as en la manga?

Hoy se reúne el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal. Hace apenas dos semanas se esperaba que el encuentro fuese aburrido y rutinario, pero de repente todo ha cambiado y se ha transformado en un gran evento. Ahora que las bolsas están convulsionadas y las perspectivas económicas se tornan más sombrías, los mercados se preguntan si a Ben Bernanke le queda algún as en la manga.

Muchos creen que queda poca munición en el cañón de la Fed. Jerry Webman, economista jefe de OppenheimerFund asegura a Marketwach.com que el problema actual no es de dinero, porque ahora mismo hay mucha oferta y se puede conseguir a un precio muy barato.

Webman compara además una tercera ronda de compras de bonos con beber café. La próxima copa probablemente no despierte a la economía e incluso podría hacer que se adormile más.
Pero esto no quiere decir que a Bernanke no le queden más opciones. Steven Ricchiuto, de Mizuho Securities asegura que una opción de la Fed es enviar un mensaje en el que alargue el periodo en el que mantendrá los tipos de interés en mínimos. Sin embargo, el banco central estadounidense está decidido a no acelerar la inflación, que ahora ronda el 2%, un umbral que la Fed se ha puesto como meta.

Las rondas anteriores de compras de valores estuvieron destinadas a mantener las tasas de interés de largo plazo bajas e impulsar la inversión y el gasto, pero emitir muchos dólares ejerce una presión alcista sobre los precios y bajista sobre la cotización del dólar. Aunque el relajamiento cuantitativo tiene sus detractores, Bernanke es uno de sus defensores, según recoge The Wall Street Journal.

Como dijo la semana pasada Donald Kohn, el ex brazo derecho de Bernanke en la Fed, el banco central probablemente quiere esperar hasta estar seguro de que la inflación se está desacelerando antes de iniciar una tercera ronda.

Otra opción que tendría, según recoge el diario estadounidense, tampoco sería relevante para estimular la economía. En octubre de 2008, en medio de la tormenta posterior al colapso de Lehman Brothers, la Fed comenzó a pagar intereses a los bancos que mantuvieron dinero en reserva en el banco central. La idea es que la tasa de interés tuviera un tope: Ningún banco prestaría por menos de lo que pudiera obtener en la Fed. Para muchos, el 0,25% que la Fed está pagando es la mejor tasa disponible para inmovilizar dinero de corto plazo. Pero eso puede estar impidiendo que los bancos pongan a trabajar ese dinero en la economía. Para alentar a los bancos a prestar el dinero, el banco central puede bajar la tasa si quisiera, aunque no mucho.

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