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Las ‘siete vidas’ de Esperanza Aguirre

El accidente de tráfico de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ayer por la tarde en Gijón se suma a la larga lista de percances que, ya sea en territorio nacional o fuera de nuestras fronteras, ha tenido la líder del PP de la región en poco más de un lustro. Como si se tratara de uno de los superhéroes que colman las salas de cine este verano, Aguirre ha salido sin el menor rasguño de atentados terroristas, tiroteos y hasta de un accidente de helicóptero.

‘Inmortal’, ‘una gata con siete vidas’ o ‘nadie puede con ella’ son algunos de los comentarios que más se han escuchado esta mañana al conocer el accidente de tráfico que ayer protagonizó la presidenta madrileña en las calles de Gijón y que no le truncó sus planes de disfrutar de una tarde de toros. Como si no hubiera pasado nada, Aguirre, acompañada de su marido, dejó que la grúa hiciera su trabajo, cambió de coche y se reunió con uno de sus mejores amigos en el partido, el máximo responsable de Bankia, Rodrigo Rato, con el objetivo de ‘degustar’ de unos lances taurinos.

El choque múltiple en el que se vió inmersa Aguirre hubiera traumatizado a más de uno. Pero, a la ‘lideresa’ no. Y es que, en su curriculum se amontonan los percances.

El uno de diciembre, en lo que iba a ser un rutinario viaje en helicóptero con el presidente del PP, Mariano Rajoy, la jefa del Ejecutivo madrileño volvió a nacer. Cuando el aparato despegaba de la plaza de toros de Móstoles, el piloto perdió el control y el helicóptero se estrelló contra el suelo con la suerte de una mera fractura en un dedo y una luxación en otra falange para Rajoy. Aguirre, por su parte, se levantó cual gata e hizo de este suceso una fecha a celebrar todos los años con una comida privada con el líder de su partido.

Habría que esperar tres años para que, en un viaje oficial a Bombay, la presidenta madrileña gastara su ‘segunda vida’. La capital de la India se sumó en 2008 en un caos y se sucedieron los atentados. Unos incidentes que se llegaron a trasladar al hotel en el que se hospedaba Aguirre hasta tal punto que salió ilesa de un tiroteo en el hall. Eso sí, perdió un zapato. El extravío del calzado no hubiera tenido importancia si no fuera por el protagonismo que, en su regreso a Madrid, tuvieron unos calcetines blancos con los que la líder popular llegó a la capital.

La normalidad se impuso en la vida de Aguirre, no sin algún enfrentamiento con Rajoy en el Congreso Nacional del PP en Valencia, hasta que a principios de este año se le diagnosticó un cáncer de mama. Visiblemente afectada, la presidenta madrileña abandonó por unos meses la primera fila de la política para resurgir, cual ave fénix, semanas antes de las pasadas elecciones del 22 de mayo. Tras sortear, una vez más, lo que podía haber sido un fatal destino, la popular arrasó en las urnas.

Tres y descontando
Con el accidente de tráfico de ayer son cuatro las veces que Aguirre ha salido victoriosa de un importante percance como si fuera Christopher Lambert en la taquillera película de los ochenta: ‘Los inmortales’.

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