Opinión

Cuerpos dolientes

Un cadáver no aporta pruebas más que a un equipo forense pero desde siempre ha habido gente muy aficionada a ser forense de barra de bar. Cuando lograron ver las primeras fotos de Marilyn desnuda creyeron adivinar los besos de JFK tatuados en su cuello, y ahora que han visto a Michael Jackson tumbado sobre la camilla se han dado cuenta de todo lo que pasó aquella noche.

Los forenses de barra de bar son gente muy lista, en lo que despachan un desayuno en taza mediana se ponen las pilas con la actualidad, además con un periódico tienen para catorce forenses comentando. Y, hoy, más que de Papandreu que en sí mismo es una ruina, se ha hablado de Michael Jackson moribundo o quizá muerto, no lo sé bien, tendré que preguntar a un forense de barra de bar para que me lo aclare. Igual doy con uno veterano que ya vio las fotos de Franco captadas por el marqués de Villaverde que pasó a la historia por ser el cuervo de la familia, aquel que sacó partido del suegro entubado en La Paz.

Y como los muertos no tienen manera de defenderse pues tienen que aguantar estos comentarios y estas gracietas acerca de cómo acabó el pobre Michael que nunca tuvo una vida feliz y, por lo que se ve, tampoco alcanzó una muerte digna y tranquila.

Contemos entre los cuervos también al padre del cantante que estaría dispuesto a sacar un recopilatorio con las canciones de Michael en la ducha y poniendo de portada su esqueleto viviente para alcanzar las más altas cotas del top-manta. Líbrenos Dios de estos que son tan sanos y tan elegantes.

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