Internacional

Merkel empieza a encontrar resistencia frente a sus recortes

Recortar, o empeorar, la calidad de vida de un ciudadano a cambio de tan sólo unas cuantas promesas sobre un futuro mejor es una ecuación compleja. Porque no suele funcionar, tal y como se está demostrando en Europa. El Viejo Continente no hace más que ver cómo sus cifras empeoran y la tensión de los mercados crece sin freno. Desde Berlín, la canciller Angela Merkel observa cómo la resistencia de muchos países a su política de austeridad crece a marchas forzadas.

Los últimos casos se han dado en Grecia e Irlanda. En el país mediterráneo, fuentes próximas al Ejecutivo del tecnócrata Lucas Papademos han reconocido en una conversación telefónica con EL BOLETÍN que la posibilidad de que el país se declare en quiebra está muy próxima. ¿Los motivos? El principal es que varios líderes políticos de los que ahora forman parte del Gobierno de unidad nacional han rechazado firmar todos los nuevos recortes sociales exigidos desde Bruselas.

Antonis Samaras, del partido conservador Nueva Democracia, y Yorgos Karatzaferis, del partido de extrema derecha LAOS, han renunciado a estampar su nombre en la carta que se remita esta semana a Bruselas anunciando que las medidas exigidas a cambio de los 130.000 millones de euros en nuevas ayudas están aprobadas y en marcha. Ni siquiera los socialdemócratas del PASOK saben aún qué hacer. Esta tarde se saldrá de dudas, cuando se celebre una nueva reunión entre ellos, otros representantes políticos y el propio Papademos.

En Irlanda ha sido el primer ministro, Enda Kenny, el que ha dicho que el nuevo pacto fiscal de la Unión Europea (UE), que en la práctica sólo engloba a 25 de los 27 países tras la rebeldía de Reino Unido y la República Checa, es bienvenido siempre y cuando no exija más austeridad a los irlandeses. En unas declaraciones realizadas este domingo a una emisora de radio local, el líder conservador ha explicado que el Tigre Celta ya ha asumido todos los recortes necesarios y que ahora es momento de crecer fomentando el empleo.

En Italia, si bien el también tecnócrata Mario Monti ha asegurado estar en sintonía con Merkel y su política de austeridad, se ha matizado que si no se recibe ayuda para, al mismo tiempo, impulsar el crecimiento económico, el país afrontará un clima de «rebelión social» dramático. De regreso a la ecuación del principio; sin resultados visibles aquí tampoco es posible una política de austeridad sin que ésta conlleve fuertes tensiones sociales.

Tampoco los belgas, un país que hasta el momento ha sido capaz de esquivar los ataques más virulentos de la crisis de deuda europea, se muestran conformes. Hace una semana los sindicatos del país convocaron una huelga general -la primera en varios años- que logró paralizar el territorio el mismo día en el que estaba planeada la celebración del Consejo Europeo. Se protestaba contra la intención del Gobierno liderado por Elio Di Rupo de ahorrarse 11.300 millones de euros en 2012. Por cierto, que hace unas horas se ha hecho oficial que Bélgica es el primer país del euro que entra en recesión de nuevo.

En Rumanía, un país que durante años ha pretendido entrar a formar parte de la zona del euro, se han despertado este lunes con la carta de dimisión de su hasta ahora primer ministro, el centrista Emil Boc, que no ha podido resistir la presión social contra su política de austeridad. En los últimos meses el Gobierno rumano ha reducido en un 25% el sueldo de los funcionarios tras llevar a cabo despidos masivos, ha congelado las pensiones y ha incrementado el IVA un 24%. Consecuencias directas todas ellas de un crédito pendiente de concesión por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI).

En todos estos casos el denominador es común: los recortes sociales englobados en ambiciosos planes de austeridad, lejos de haber aliviado la tensión de los mercados, la han aumentado considerablemente. Los intereses que ofrecen las deudas soberanas de estos y otros países como Portugal o España son mucho más altos que los registrados a principios de 2010, antes de que se emitiese el primer rescate financiero cuyo receptor fue Grecia. También las cifras del paro han aumentado sustancialmente en Irlanda (hasta el 14,2%), Portugal (hasta el 13,2%) y España (hasta rozar el 23%) desde entonces.

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