Economía

¿Se ha equivocado Repsol?

Algunos observadores internacionales, a la vista de la actitud adoptada por el Gobierno argentino en el conflicto de YPF, empiezan a plantearse la posibilidad de que Repsol haya cometido algunos errores al plantearse su relación con los Kirchner. Estos Kirchner que han expropiado el 51% del capital de la petrolera argentina que poseía la empresa española comparten el apellido con el antiguo clan que lideraba el fallecido ex presidente Néstor Kirchner. Pero ya no son los mismos.

En los círculos financieros en los que se mueven los más expertos conocedores de la realidad política argentina hacen hincapié en la mutación que ha sufrido el entorno del ‘gang’ familiar de los Kirchner en los escasos 18 meses que han transcurrido desde el fallecimiento de Néstor.

Los apoyos del presidente pasaban por el sindicalismo callejero que dirigían los hermanos Moyano gracias al cuál consiguió controlar el partido peronista y para sus negocios tenía plena confianza con la familia Eskenazi, el Grupo Petersen.

Pero ninguno de estos clanes ocupa ahora un lugar destacado en la nueva jerarquía establecida alrededor de la figura de Cristina F. de Kirchner. Ahora manda su hijo, Máximo, el gestor de la fortuna familiar. Y el hombre que no estaba de acuerdo con el reparto del pastel pactado por su padre y la compañía española. Entre otras cosas, porque entonces no estaba Vaca Muerta.

La Cámpora
Y con él, los jóvenes de ‘La Cámpora’. Un grupo de treintañeros necesitados de construir su patrimonio y unidos por el sindicato de intereses que les ha permitido situarse en el entorno del poder, ofreciéndole a Cristina F. una total lealtad y dispuestos a proporcionarle a la presidenta los mismos servicios que le aportaban los antiguos aliados de Néstor.

Pero antes hay que renegociar los contratos. Si Latinoamérica es una mina para las multinacionales españolas, estás deben dejar más dinero allí. Y también en los bolsillos de los componentes del nuevo ‘gang’ familiar. Un grupo que reivindica, además, la figura de Héctor Cámpora. Un dirigente político que nadie, con un mínimo perfil político izquierdista, ni el mismísimo Hugo Chávez modelo de populismo moderno, se atrevería a reivindicar.

Hector Cámpora representó la verdadera cara del peronismo, un movimiento personalistas, con un pie en el fascimo y otro en las rancias estructuras del sindicalismo vertical y la lealtad al jefe. El culto a la personalidad y la lealtad. El hombre que ganó unas elecciones para Juan Domingo Perón. Ese es el inspirador de la juventud en la que se apoya Cristina F. de Kirchner.

Pues eso, que ahora mandan los jóvenes de ‘La Cámpora’. Y sus grupos adjuntos como el Movimiento Evita, que emulan a los montoneros de los 70. Con la misma capacidad que los Moyano y la CGT para ocupar las calles cuando resulta necesario y con algunos cabezas visibles con un dudoso perfil político progresista. Como el ya famoso Axel Kicillof, viceministro de Economía, a quién se atribuye la estrategia llevada a cabo por Cristina F. para hundir a Repsol.

Aunque quizá sus planes originales no fueran exactamente estos. O al menos, eso explican algunos voceros de ciertas versiones que circulan por Buenos Aires. Los muchachos de La Cámpora sólo querían su parte del botín.

Unos 6.000 millones de dólares. Cierto que hay que poner 20.000, como poco, para extraer el gas que, quizá alberguen las profundidades de Vaca Muerta. Pero eso ya no es un asunto de las nuevas legiones peronistas. Una vez que hayan cobrado, todo da lo mismo.

Pacto
Y eso es lo que no habría entendido Repsol, según estos observadores tan imaginativos que quizá no convenga hacerles caso. Que el pacto fraguado con los Kichner de Néstor ya no valía. Que el 25% de YPF que le regalaron a los Eskenazi y que les ha obligado a soportar unas minusvalías de 1.250 millones de dólares correspondientes al crédito concedido al Grupo Petersen para financiar la operación ya no valían para asegurar nada.

Se les exigía un nuevo pago y unos nuevos interlocutores. Sin eso ya vendría otro a abonar la factura, Exxon, Sinopec, cualquiera. Si se saca gas en Vaca Muerta bien y si no también. El pago por delante y ya se negociará luego.

El primer error
‘Pagar el chantaje’. Ese fue el primer traspiés de Repsol, según algunas versiones. Al aceptar la entrada de los Eskenazi en YPF y aceptar también financiar la operación que, prácticamente, no le costó nada al Grupo Petersen, la petrolera abrió la puerta a lo que acaba de suceder. Admitir aquel acuerdo casi ‘mafioso’ hizo que los nuevos Kirchner reclamaran su parte. Como decíamos antes, estos de ahora tienen el mismo apellido, pero sólo eso.

Otras nacionalizaciones
Algunos observadores aseguran que hay más seguridad jurídica, hoy por hoy, en la Venezuela de Hugo Chávez que en Argentina. Al fin y al cabo, el presidente bolivariano, cuando expropia, va con la “chequera por delante”. Aquí no ha habido nada similar.

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