La petrolera multinacional Royal Dutch Shell parece dispuesta a hacer negocio con sus programas de lucha contra la polución, aunque la comercialización de esta tecnología aún se retrasará, al menos un trienio.
De momento, la compañía ha anunciado la puesta en marcha de un proyecto piloto en el oeste de Canadá con el que intentará capturar primero y almacenar permanentemente bajo tierra después un millón de toneladas de anhídrido carbónico al año.
El objetivo final de este movimiento sería poder explotar los nuevos recursos petroleros que se encuentran en zonas rocosas sin destruir el medioambiente. O, por lo menos, sin despertar las iras de los ecologistas.
