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La Generalitat y Bañuelos anuncian una operación aún más increíble que Eurovegas

Barcelona World. Este el nombre que el Gobierno de Artur Mas ha dado a su ‘plan b’ ante el más que posible plante de Sheldon Adelson y la adjudicación de Eurovegas a Madrid. En el proyecto se levantará en terrenos que son propiedad de La Caixa y se levantaría con la inestimable ayuda del controvertido emprendedor Enrique Bañuelos, ex fundador de Astroc, una de las primeras víctimas del estallido de la burbuja inmobiliaria.

A primera hora de la manaña, los representantes de los promotores de la idea, la Generalitat, Veremonte (la empresa de Bañuelos) y La Caixa, presentaron el proyecto a la prensa y, según algunos asistentes, era palpable la evidente satisfacción con la que el conseller Mas-Colell anunció este golpe de timón.

No era para menos, tal vez, en tiempo récord e incluso antes de que se confirmase la victoria de Esperanza Aguirre en la carrera por el gran complejo de ocio que levantará en España el capital estadounidense,

Cataluña anunciaba la construcción de otro, mejor y más factible y sin los problemas relacionados con la recalificación de los terreno que parece tener la parcela de Alcorcón elegida por Adelson para su negocio.
Según la detallada exposición del conseller, Barcelona World Mas-Colell ha explicado que se crearán seis parques temáticos con espacio destinado al juego. El macroproyecto turístico se ubicará junto a Port Aventura, en unos terrenos propiedad de la caja catalana y que ascienden a más de 600 hectáreas.

La inversión, según Xavier Adserá el representante de Veremonte que acompañó a Mas-Colell en la rueda de prensa, ascendería a 6.000 millones de dólares (4.700 millones de euros). La idea es recrear varias zonas del mundo: Europa, EE.UU. Rusia, China, Brasil e India.

Sin embargo, como señalaban hoy algunos expertos relacionados con el sector, en este tipo de operaciones quizá lo único importante es saber quién pone el dinero. Desde dónde y con qué condiciones llega la financiación necesaria para completar esos 4.500 millones de euros de inversión enunciada. Obviamente, no podrá llegar desde una Generalitat, al borde del colapso financiero, que se encuentra a las puertas de ser rescatada.

Pues bien, en la triunfal presentación de esta mañana, ninguno de los presentes desveló algo mínimamente relacionado con este ‘arcano’, más allá de unas alusiones poco concretas a un sistema conocido con el nombre de equity que consiste en “atraer a los operadores de cada una de las zonas para que inviertan en sus propios negocios”. Es decir, que se les cede el terreno a cambio de un precio para que ellos mismos construyan y paguen sus instalaciones, con proyectos llave en mano.

Una posibilidad, cuando menos peculiar en un momento en que hay escasez de inversión fresca y crédito barato para lanzarse a la aventura y que se asemeja, según algunos observadores, a vender naves vacías en un complejo industrial fantasma. Por lo menos, en la fase inicial del proyecto.

Además, la elección de Bañuelos ha sorprendido a propios y extraños. No en vano, el empresario subió como la espuma en los años de la especulación inmobiliaria, tanto que, tras sacar a bolsa Astroc sus acciones pasaron de valer 6 euros a 70 euros en tan sólo un año. Pero en 2007 su imperio comenzó a desmoronarse cuando los títulos llegaron a caer hasta un 40%.

Desde entonces en algunas zonas de la Costa Levantina se le califica de ‘depredador’ de proyectos inmobiliarios e incluso de vendedor de humo. ¿Exagerado? Tal vez, pero mucho accionistas se sintieron defraudados cuando el supuesto milagro de los panes y los peces de jo de ser un sueño de riqueza y mutó en pesadilla.

Tras la caída de Astroc, Bañuelos se deshizo entonces de sus negocios en España y remontó en Brasil tras ser elegida sede de los Juegos Olímpicos de 2016. Creó una nueva empresa en ese país, aparentemente, con éxito. Pero, el extraño final de la historia, que le acarreó enfrentamientos con sus socios despierta algunas dudas entre los más escépticos. Sobre todo por su rápido regreso a España que se produjo con la compra de una participación en Amper.

La Caixa se integrará en el accionariado del proyecto, pero una vez finalizado el proyecto, saldrá de él, según han aclarado. Y esa neutralidad refuerza la impresión que tenían hoy algunos blogeros de que la caja ha acudido a esta cita casi como un comparsa necesario. Los terrenos son suyo, explican quienes defienden esta opinión, y si aparecen compradores serán bienvenidos, pero la caja tampoco está para aventuras financieras de este calibre.

Barcelona World espera crear 20.000 puestos de trabajo directos, según las previsiones que manejan los promotores. Sin embargo, los sindicatos ya han presentado sus primeras reticencias sobre el proyecto. Dolors Llobet, secretaria de comunicación y portavoz de CCOO de Catalunya, ha expresado en un comunicado las reservas de este sindicato “dados los antecedentes de la empresa promotora ligada a la burbuja inmobiliaria”, por lo que ha pedido que haya información y transparencia en todo este proceso inversor.

CCOO lamenta además que la Generalitat no apueste por otros proyectos que vayan en la línea de un “imprescindible” cambio de modelo productivo en Catalunya y “haya abandonado claramente la apuesta por una política industrial de futuro en nuestro país”.

Por su parte, en declaraciones a Efe, el secretario de Política Sindical de UGT de Cataluña, Camil Ros, ha lamentado que el Govern y las empresas que impulsan Barcelona World, no hayan informado antes a los agentes del territorio en el que se instalará, los municipios de Vila-seca y Salou (Tarragona).

“Es necesario garantizar que la inversión no sea especulativa y que se genere empleo de calidad”, ha argumentado Ros, que ha valorado que los 20.000 empleos directos prometidos están “hinchados”, teniendo en cuenta que el actual PortAventura, con sus hoteles, emplea a unas 3.000 personas y que un hotel consolidado como el Juan Carlos I ocupa a unas 800.

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