Más o menos...

¿Y si ya estuviéramos intervenidos?

¿Qué sucede, de verdad, con el nuevo rescate que tendría que pedir El Gobierno para que el Banco Central Europeo compre deuda española? Por ahora, Rajoy espera, según dice, a que le expliquen las condiciones que tendrá que cumplir en caso de presentar la correspondiente solicitud y de que le sea aceptada.

Unos requisitos indispensables que serán más y más estrictos, a tenor de algunas versiones o que son las mismas que ya conocemos, pero sometidas a un calendario más preciso, según explican otras fuentes de Bruselas al explicar lo mismo.

En paralelo, se dilata en el tiempo la llegada del dinero prometido a cuenta del primer rescate que si se ha solicitado oficialmente y por el que nuestros socios europeos se comprometieron a aportar fondos para apoyar el saneamiento del sector financiero español. Hasta 100.000 millones. Una elevada suma de la cuál aún nadie en este país ha visto llegar un euro.

Y todavía, tres meses después de que tuviera lugar la efeméride que marcará la historia de España, no hay calendario comprometido al respecto. Sólo, también en este caso, mensajes equívocos y evanescentes promesas que alejan en el tiempo el momento en que nuestros solidarios compañeros de moneda nos harán llegar la ayuda prometida.

En realidad, da la sensación de que las autoridades europeas aún no tienen prisa en intervenirnos. Y, ¿por qué tenerla? Todavía no han puesto ni un euro y ya han conseguido, gratis total, que dos gobiernos españoles, el de Zapatero antes y el de Rajoy ahora, apliquen la política que se les dicta desde Berlín y Bruselas. Recortes en sanidad, educación, flexibilización del mercado laboral, prestaciones sociales, una subida del IVA de 4 puntos porcentuales de promedio, la pérdida de las paga de navidad de los funcionarios, y así…hasta casi 110.000 millones de euros de tijeretazo comprometido.

Pero habrá más. Y este mismo mes. Un nuevo ajuste que se ha comprometido a hacer De Guindos en el último Eurogrupo. Un cónclave en el que no venden las reformas sólo los recortes. Lo malo es que ya no queda nada intacto y a quien esto escribe se le encoge el ánimo porque todo parece indicar que le ha llegado la hora a las pensiones. Esas que Rajoy se había comprometido a no tocar y que, más o menos, se habían salvado de la quema por ahora.

No del todo, porque el Gobierno de Zapatero sí las congelo y, por consiguiente, redujo el poder adquisitivo del único ingreso que tiene este colectivo, sin duda uno de los más vulnerables. Si ahora se aplica la tijera a esta partida se habrá entrado en un terreno muy peligroso al romperse la solidaridad intergeneracional, una línea roja que debiera respetarse siempre. Además, no deberíamos olvidar que los jubilados han abonado cada euro de la pensión que reciben a lo largo de toda su vida laboral. No se trata, en absoluto, de un regalo que el Estado les concede graciosamente.

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