Cuentos que cuentan

Le llamaban ‘La Madrina’

La reciente peripecia judicial del ex presidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán ha hecho reflexionar a algunos ‘viejos’ militantes del PP madrileño que creen recordar que el dirigente empresarial encarcelado era, como tantos otros, un ‘hombre’ de Esperanza Aguirre.

O eso se decía en los locales del partido en 2007, cuando Díaz Ferrán, entonces máximo responsable de la patronal madrileña (CEIM), se coronó como sustituto del histórico José María Cuevas, al frente de la principal organización empresarial española. Hasta hubo ‘confidenciales’ que en la época aseguraban que Arturo Fernández y Santos Campano, que le sucedieron al frente de la CEIM y la Cámara de Comercio madrileña eran hombres de paja de su antecesor, elevados a las alturas gracias al respaldo de la ‘líderesa’.

El propio Díaz Ferrán se encargó posteriormente de reforzar esta impresión de los grupos del partido conservador que no acababan de ‘comulgar’ con él. No sólo con sus declaraciones entusiastas, como aquel sonado “Esperanza Aguirre es cojonuda”, desliz en micro que creía cerrado, difundido en 2009 la cadena SER. También por sus supuestas aportaciones a Fundescam, la sopechosa fundación reputada de financiar ilegalmente al PP.

Además, estaba en el Consejo de Caja Madrid. Desde los tiempos de Miguel Blesa, ese ‘chico’ que Aznar puso al frente y que perdió el cargo porque se atrevió a echarle un pulso a ‘Espe’. Con la fortuna que era de esperar, por supuesto.

Díaz Ferrán era por lo tanto uno de los ‘suyos’, porque tenía el aval de la presidenta, aunque no gustase demasiado en determinados ambientes del conservadurismo madrileño. Quizá los mismos en los que la propia figura de quien fuera su indiscutible jefa de filas empieza ahora a ser cuestionada.Y no porque se dude de su capacidad o su inteligencia. Más bien por todo lo que ha dejado sin resolver. Montañas de asuntos espinosos con los que tienen que lidiar ahora unos dirigentes partidarios con poco carisma aparente.

Está lo de Díaz Ferrán, que molesta un poco ahora que empieza a saberse como se las gastaba el personaje. Está lo de los ‘espionajes’ variados, esa trama en la que intervienen González, Granados y otros y que ‘avanza’ en sedes judiciales sin que se conozca el fin. Y está el Gürtel, por supuesto.

Y otro par de asuntos menores. Lo de ‘Eurovegas’, por ejemplo, que ella empezó, o fue quien se hizo las fotos con Sheldon Adelson y no pudo terminar. Ni la ‘privatización’ de la Sanidad, ni el programa de ‘apoyo’ a la enseñanza concertada.

Sin contar con que fue decepcionante saber que la campeona de la reducción del déficit, no lo había sido tanto. Que las cuentas de la Comunidad de Madrid estaban maquilladas y que se habían escamoteado 1.000 millones de los números de 2011. O eso dijo Percival Manglano, el consejero de Economía que Esperanza nombró tras ningunear a Beteta y del que Ignacio González dio buena cuenta.

Pero de lo que no hay duda es de la capacidad de alguien, ‘la Madrina’, que, con todo este curriculum a sus espaldas, se ha ‘largado’ de la primera línea de la política madrileña sin explicar los motivos. Y sin sufrir un rasguño, además. Por lo menos, hasta ahora.

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