Internacional

La prima de riesgo italiana se deteriora ante la ola de incertidumbre política que sacude el país

Mario Monti, presidente de Italia

Los mercados habían cometido el error de olvidar a Italia. Centrados en las negociaciones que mantiene Atenas con sus banqueros para intentar garantizar la sostenibilidad de su deuda, en cómo Mariano Rajoy continúa su resistencia a formalizar una petición oficial de rescate y en lo que se cuece, normalmente siempre según Reuters, en los despachos de Bruselas, los inversores parecían haber olvidado la volatilidad característica en la política italiana. Y acaban de recordar la obviedad ahora, cuando parece que el gobierno que preside el tecnócrata Mario Monti con su beneplácito tiene los días -literalmente- contados después de que el mandatario haya trasladado al Jefe de Estado, Giorgio Napolitano, su intención de dimitir tras la aprobación de la Ley de Presupuestos.

Los rumores sobre su posible dimisión ya empezaron a ocupar portadas el miércoles. Precisamente, tan sólo un día antes los italianos amanecieron con una prima de riesgo, la suya, que cotizaba por debajo de los 300 puntos básicos de diferencial en relación al ‘bund’ germano. Y el interés que ofrecía el bono a diez años de su país en los mercados secundarios también se descolgó del 4,4% en un momento dado, pasando a ofrecer un 4,39%. Cuatro días después, y con el país ya inmerso en los rumores sobre la posible dimisión de Monti, la prima italiana cerraba la semana en los 323 puntos básicos mientras los papeles soberanos aumentaban su rentabilidad hasta el 4,53%. Cifras aún muy alejadas del 6% registrado hace no tanto tiempo, pero que parecen destinadas a engordar si la incertidumbre se asienta en el país mediterráneo.

Hasta ahora Mario Monti -un tecnócrata que ha cosechado elogios de consideración en publicaciones como el semanario The Economist bastante a menudo- contaba con el apoyo para gobernar de los principales partidos políticos italianos. Es decir, que contaba con el apoyo del partido del ex primer ministro Silvio Berlusconi, el PDL, también con el del Partido Democrático y con el de los centristas de la UCD. El consenso era absoluto y la tranquilidad derivada del mismo más que palpable. Pero hace dos días el secretario general del PDL, Angelino Alfano, dijo lo siguiente: «Hace trece meses este gobierno nació para que las cosas fueran mejor. Trece meses después las cosas van peor». En otras palabras: «Hoy estamos aquí para decir que consideramos concluida esta experiencia de gobierno».

En estos momentos se especula por qué el PDL quiere convocar elecciones anticipadas en cualquiera de las próximas semanas, ya que las últimas encuestas le otorgan un triste 16% de los votos (este es un porcentaje menor al que obtendría la formación política del cómico Beppe Grillo). En cualquier caso, el caramelo presentado por los conservadores es demasiado tentador para el líder del Partido Democrático, Pier Luigi Bersani, que a pesar de haber jurado lealtad a Monti hasta el fin de su primer mandato, ahora tiene de repente la oportunidad de gobernar si el 30% de las papeletas que le otorgan las encuestas resulta ser cierto. Algunas informaciones apuntan a que un descalabro actual del PDL garantizaría el liderazgo absoluto de Berlusconi dentro del partido para los próximos años, sin rivales a la vista.

Sea como fuere, lo cierto es que los mercados han vuelto a tensar, de forma pausada eso sí, la cuerda sobre Italia; un país que dentro del entramado financiero cada vez figuraba en menos mapas de riesgo extremo. Prueba de ello es también el hecho de que la mayor caída registrada este viernes entre las principales bolsas europeas, y en previsión de lo que podría llegar a suceder a lo largo del fin de semana, la protagonizaba el parqué milanés.

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