Más o menos...

¿Será la última oda del FMI?

De repente, los columnistas de casi todos los medios económicos especializados parecen haber comenzado a asombrarse de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) considere una 'melonada' de dimensiones nada despreciables la imposición que realizan Alemania y Bruselas a los países del Sur de Europa de un modelo económico basado en los recortes.

De hecho, no es la primera vez que desde el FMI se duda de esas recetas que tienen como consecuencia una contracción drástica y absoluta que representa cualquier tipo de gasto. Aunque sí sucede que aquello que antes habían más o menos avisado a media voz ha sido ahora planteado en voz alta, con datos objetivos inequívocos que conducen a una clara conclusión, no por intuida, menos impactante. Ya es oficial para el Fondo que la proliferación de ajustes indiscriminados dificulta la recuperación económica de los países con problemas.

Y ese principio, más simple y antiguo que el 'mecanismo de un chupete', se refleja, como no podía ser de otra forma, en las coordenadas vitales de esos 'pacientes' a quienes se ha obligado a aplicar una supuesta medicina que nunca estuvo pensada para curar sus males. Y ninguno de ellos, ni Grecia, ni Irlanda, ni Portugal, ni España, ni Italia, ha mejorado. Sucede lo contrario, han empeorado, según se veían obligados a aplicar esos recortes, cada uno por razones estructurales distintas, que les venían impuestos por el gran dedo acusador de los mercados financieros y su brazo ejecutor, esa antigua ciudadana de la RDA, la Alemania 'comunista', que se llama Angela Merkel.

A partir de ahí, resulta muy curioso el hecho de que no hace tanto, lo que decía el FMI eran máximas grabadas a fuego en las tablas de la Ley. Y ahora, como las conclusiones del Fondo ya no son acordes con los intereses de los 'piratas financieros internacionales', esos sectores del mercado que parecen ostentar el poder global, ni tienen la misma fuerza, ni se les supone infalibilidad alguna.

En fin, que no está mal que el FMI se haya decidido a fijar su posición en este asunto, pero queda por ver la fuerza real que tendrá esta acción en el comportamiento real del día a día de estos grandes actores de las finanzas que actúan fuera de todo control y tiene 'secuestrados' a los poderes políticos que deberían poner límites a los desmanes de esta casta que, para preservar su beneficio y asegurar su supervivencia, está dispuesta a todo. Incluso a conducir hacia la ruina a un buen puñado de países y empobrecer hasta el dolor a sus ciudadanos si les resulta necesario.

Lo que podría pasar es que ha llegado el momento, o está llegando, de que el antaño todopoderoso Fondo pase a ocupar un lugar en esa vitrina en la se suele colocar lo que fue útil y ha dejado de serlo, para que los futuros historiadores puedan estudiarlo a la vez que intentan reconstruir sobre el papel el mundo del que formaron parte y que se desvaneció con ellas.

Y así parece que todas las instituciones que surgieron para asegurar la estabilidad planetaria tras la segunda guerra mundial estuvieran ya amortizadas. O en el camino de estarlo. Como la ONU cuya incidencia real en los grandes conflictos es, por lo menos, dudosa. O el Banco Mundial que sólo demuestra impotencia a la hora de establecer proyectos de calado que impulsen el desarrollo en las zonas deprimidas de Africa, por ejemplo. O, en fin, este FMI del que hablamos, incapaz de definir e instar la puesta en marcha de mecanismos de apoyo financiero, que funcionen, para solucionar la crisis de la periferia europea.

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