Internacional

Merkel ‘reza’ para que la izquierda italiana derrote a Berlusconi

Angela Merkel parece ser una persona que antepone el pragmatismo al idealismo. Aunque abrace una ideología conservadora, lo último que desea la canciller alemana es que Silvio Berlusconi, tan conservador en apariencia como ella, gane las elecciones que tendrán lugar este fin de semana en Italia. En cambio, una victoria del líder progresista Pier Luigi Bersani sí sería de agradecer.

Si mantenemos en mente aquello del pragmatismo, la ecuación es sencilla de entender: Bersani, del Partido Democrático, está dispuesto a pactar con el tecnócrata Mario Monti y formar así un gobierno relativamente afín a Berlín, consciente de la necesidad de acatar los recortes ordenados desde Bruselas y pendiente en todo momento de cumplir los objetivos del déficit público. Berlusconi, por el contrario, esgrime un discurso contrario a la austeridad en el que ataca a Alemania constantemente.

Aunque Merkel haya rechazado estar involucrada de forma alguna en el proceso electoral, el pasado jueves el presidente del Parlamento Europeo, el socialista alemán Martin Schulz, pidió a los ciudadanos italianos que no voten por Berlusconi. No se sabe si Schulz lanzaba este mensaje por orden de Berlín o si, por el contrario, le pudo el rencor; el ex primer ministro italiano dijo en el año 2003 que alguien debería vestir a Schulz de guardia de campo de concentración nazi y meterle en alguna película de la época después de que el político alemán criticase algunas de sus decisiones.

Las encuestas que llevan sucediéndose meses otorgan la victoria en los comicios a Bersani. Sin embargo, en los últimos días algunas voces han advertido que el partido de ‘Il Cavaliere’ –el PDL- podría, en un momento dado, hacerse con la mayoría de esos cinco millones de votantes indecisos y darle un vuelco a la situación. De hecho, hace unas semanas se destapó un escándalo financiero relacionado con el banco Monte dei Paschi di Siena, tradicionalmente vinculado al partido de Bersani.

Pero también el propio Berlusconi ha cometido algunos errores durante una campaña que ha orquestado en todo momento desde los medios de comunicación que, como empresario, controla. Hace unos días comentó en una entrevista televisiva que no entendía la «absurda moralidad» de la sociedad italiana al criticar que las empresas del país pagasen sobornos en lugares del Tercer Mundo a cambio de contratos.

Además, esta misma semana sus rivales políticos le han acusado de intentar comprar miles de votos tras el envío masivo de cartas a potenciales votantes anunciando que si ganaba devolvería 8.000 millones de euros en concepto de un impuesto inmobiliario aprobado por Monti. Las cartas guardaban una sospechosa similitud con las que envían las autoridades económicas del país cuando tienen que notificar alguna cuestión.

Algunos analistas también están prestando especial atención al cómico italiano Beppe Grillo, quien llenó hace tres días el centro de Milán en uno de sus últimos actos de campaña. Grillo lidera un partido que responde al nombre de Movimiento Cinco Estrellas, y que según las últimas encuestas podría consolidarse como la tercera fuerza política del país, asumiendo grandes responsabilidades si finalmente eso sucede. Grillo se muestra euroescéptico y contrario a la presencia de Italia en la zona del euro.

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