Nacional

La derecha mediática presiona a Gallardón para que nombre a un fiscal Anticorrupción a la medida de los problemas judiciales del PP

Alberto Ruiz Gallardón, ministro de Justicia

Cuando quedan pocos meses para que finalice el mandato del Fiscal General Anticorrupción Antonio Salinas, la derecha mediática ha comenzado a mandar mensajes al ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón a fin de que su sucesor esté a la altura de los importantes retos judiciales que afronta el PP.

La Gaceta es uno de estos ejemplos, ya que en un artículo publicado ayer cuestiona a Salinas al que critica por considerar que “estudia a fondo las causas abiertas contra políticos o personas relacionadas con el PP” y que “muestra un celo profesional mayor que las denuncias o querellas que se interponen contra políticos o personas del PSOE”, una situación que los medios de comunicación de derecha no quieren se repita con su sucesor, habida cuenta de los importantes procesos judiciales a los que se enfrenta el Partido Popular: caso Bárcenas, Gürtel…

Y para ir marcando el terreno, el diario de Julio Ariza recuerda al ministro de Justicia algunos de los ‘tropiezos’ judiciales en los que, según La Gaceta, Salinas le habría echado una ‘manita’. Entre ellos cita el “el caso Malaya, en Marbella, donde al parecer Gallardón aparecía en los papeles del sumario en algunas conversaciones telefónicas, escuchas policiales que sin saber cómo desaparecieron. Y la Fiscalía Anticorrupción, dirigida por Salinas, miró para otro sitio y no reclamó su desaparición”.

Otra muestra del trato deferente con Gallardón que cita La Gaceta en su artículo sería la actuación de la Fiscalía respecto a la rama madrileña del caso Nóos.
Recuerda que el juez Castro abrió en el sumario una rama madrileña en la que se implicaba a la empresa de la candidatura olímpica Madrid 2016. Y que había indicios de que la entidad de promoción de la candidatura olímpica que lanzó siendo alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, entre 2007 y 2009, abonó más de 140.000 euros al lobby que encabezó Urdangarin, desde el Instituto Nóos.

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