La secretaría general del PP, María Dolores de Cospedal, ha recuperado posiciones en el partido y el entorno del Gobierno desde que el juez Ruz encarceló a Luis Bárcenas.
No es ningún secreto. En todas las tertulias, los portales de Internet y las columnas de los periódicos se ha glosado hasta la saciedad las malas relaciones históricas existentes entre María Dolores de Cospedal y Luis Bárcenas.
Ambos fueron elegidos por Mariano Rajoy y ella consiguió, o eso de asegura, terminar con el extesorero y hasta con el peculiar sistema de pago implantado en el PP desde tiempos inmemoriales.
Pero con Bárcenas en la calle, su estrella se apagó. Sobre todo tras su cómica comparecencia para justificar que el partido hubiera seguido pagando a su empleado, meses después de haberle despedido.
Sin embargo, la decisión de la Fiscalía de pedir la prisión incondicional para Bárcenas, que se quiera o no se quiera una gran mayoría del partido relaciona con Gallardón, habría contribuido a esta repentina ‘revalorización’ de Cospedal.
Ahora, incluso, desde algunas organizaciones ‘enemigas’, como las plataformas civiles que proliferan, se empieza a atribuir a la presidenta de Castilla-La Mancha, cierta influencia en el Gobierno. Ella sería, por ejemplo, la inspiradora de algunos recortes en Dependencia.
Y habría conseguido así, una pequeña victoria sobre su verdadera gran rival a medio plazo: La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría.
