Cayo Lara lo ve posible. Y hasta críticos como Gaspar Llamazares le dan la razón. En la actual coyuntura IU puede conseguir incluso la victoria en las próximas elecciones europeas. Sólo le haría falta algo de suerte y mucha abstención.
Y, en cualquier caso, todo parece indicar que el resultado va a ser histórico. Las encuestas marcan unas expectativas de voto a la baja para los dos grandes partidos, PP y PSOE, y una arrolladora tendencia alcista para la coalición de izquierdas y UPy D, que de todas formas parecen lejos de ese primer puesto con el que sueñan.
Pero quizá no lo estén tanto. Al menos, según la opinión de algunos observadores políticos. Primero, sucede que las elecciones europeas son el momento perfecto para emitir un voto de castigo sin casi consecuencias. Con lo que el traslado de sufragios desde el PSOE a la coalición de izquierdas puede ser histórico.
Y luego está la abstención. Que ya de por sí es muy elevada en esta convocatoria electoral como muestran las series históricas. Un buen aliado, sobre todo si alguien consigue movilizar a todos los suyos y cuenta con algunos apoyos más.
Justo esa es la tarea que han emprendido los responsables de IU en los últimos días. Y para conseguirlo han convocado reuniones con otras formaciones y movimientos de izquierdas a con quienes quieren configurar una candidatura común.
Uno de los primeros contactos se ha producido con Equo. La formación verde que se quedó fuera del parlamento en las últimas elecciones generales, pero cuyas expectativas actuales son bastante mejores que entonces.
Pero no va a ser el único. Izquierda Unida aspira a acercarse a otros ‘movimientos’ y mareas que estén en sintonía con sus ideas programáticas. Entre otras, las que compartieron con la coalición la famosa ‘querella’ contra Bárcenas, Ecologistas en Acción, Justicia y Sociedad. También grupos como Izquierda Anticapitalista, Convocatoria Cívica o Frente Cívico y el Sindicato de Estudiantes.
Las negociaciones no están cerradas, pero, según las informaciones publicadas por páginas webs cercanas a las plataformas ciudadanas, entre los participantes en ellas parece cundir el convencimiento de que existe la necesidad de formar un ‘bloque de resistencia’ con posibilidades de conseguir un resultado histórico en las próximas elecciones europeas e incluso llegar a ganarlas.
