El aeropuerto ‘fantasma’ de Ciudad Real, que está cerrado al tráfico aéreo desde el año pasado, ha salido a subasta por 100 millones de euros, un 10% menos de los 1.000 millones que costó a las arcas públicas el levantamiento de esta infraestructura.
En el caso de que el aeropuerto manchego no encontrara comprador, se llevaría a cabo una subasta privada. Mientras que, en el caso de que se llegue a vender, los administradores concursales encargados de gestionarlo durante los tres últimos años serían los primeros en cobrar sus sueldos, que suman cerca de dos millones de euros cada uno. Tras ellos, estarían los 71 trabajadores despedidos en el último ERE y por último se emprendería el pago a los proveedores.
Sin embargo, esta venta únicamente cubriría una pequeña parte de la deuda, pues esta alcanza los 529 millones de euros, según lo estimado por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (TSJCM).
En el primer informe concursal, los administradores establecieron una deuda de 319 millones de euros, pero en febrero de este año el tribunal manchego amplió la deuda en 210 millones hasta los 529 millones de euros.
Pero el ‘chollo’ del aeropuerto de Ciudad no lo es tanto: la venta no incluye el mantenimiento de la licencia de vuelo que concede la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).
