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Carromero: el Mortadelo de Esperanza

Hola. Como están ustedes a punto de comprobar, el que esto escribe no se llama Carlos Humanes, que es el director del periódico. Este fin de semana me he permitido ocupar su espacio para traerles una historia que, sin embargo, me ha contado él. Es la verdadera historia de Mortadelo, el famoso agente de la TIA.

En realidad Mortadelo no se llama Mortadelo, se llama Ángel Carromero. Carromero siempre ha dicho ser de la TIA para despistar, pero en realidad trabaja como agente secreto para una organización que se llama Nuevas Generaciones. Precisamente, fue Esperanza Aguirre, una de sus grandes madrinas, quien le pagó el billete de avión hasta La Habana para entregar a la disidencia cubana un donativo cifrado en torno a los 10.000 euros.

Como todos ustedes saben, aquel viaje acabó mal. Hubo carreras con el coche, accidentes, muertes, detenciones y servicios secretos de por medio. También, y a juzgar por la entrevista que concedió Carromero a El Mundo hace unos días, tuvo que haber alguna sustancia extraña flotando en el ambiente. El agente secreto sostiene que le persiguieron los servicios secretos cubanos por llevar en su coche a Oswaldo Payá, el líder de la democracia cristiana isleña. A raíz de esa persecución, dice, su vehículo terminó estampado, el disidente muerto y Carromero encarcelado.

Pero Carlos Humanes, que va de vez en cuando a Cuba y se conoce el país –y, sobre todo, a sus gentes- bastante bien, quiere matizar algunas cuestiones.

La primera es que tampoco se necesitan coches de los servicios secretos cubanos en el retrovisor para hacer perder el control de un coche de alquiler cubano en una carreterita de campo cubana por la que nuestro querido Mortadelo, parece, iba a 100 kilómetros por hora. La segunda es que los cubanos, si bien tienen sus cosas, nunca le han parecido tan imbéciles como para querer quitarse de encima a un disidente involucrando, en el proceso, a varios ciudadanos extranjeros. Porque sí, señoras y señores, junto a Carromero y Oswaldo Payá se encontraba un joven sueco amigo del primero. Y en tercer lugar, terminar en poder de las autoridades después de haber estampado el vehículo tras rebasar todos los límites de velocidad establecidos y ocasionando la muerte de uno de sus ocupantes es más bien lógico.

Carromero, de todos modos, además de quejarse parece ser poco agradecido. ¿Por qué? Pues hombre, porque en la citada entrevista deja a los pies de los caballos a los servicios diplomáticos españoles que consiguieron devolverle a España en un plazo de tiempo, digamos, breve después de haber conseguido que se le acusase de una imprudencia temeraria con causa de dos muertes (además de Oswaldo Payá falleció otro cubano en el incidente), el menor de todos los marrones a los que se podía haber enfrentado.

Nuestro 007 particular comenta que la embajadora sueca se hizo con el control de su compatriota a las pocas horas del suceso, pero que él estuvo mucho tiempo en manos de los servicios de seguridad de Cuba. Una pregunta sencilla para Carromero: ¿quién demonios conducía?

En definitiva, y según lo que me ha contado Carlos Humanes, todo esto huele a un error estratégico de Esperanza Aguirre –primero mandando a un tipo como Carromero a realizar cualquier cosa que no sea traer un paquete de cigarrillos del bar de la esquina y segundo, mandándole a reunirse con un disidente que no pintaba absolutamente nada en la actualidad política de Cuba- que ahora, sin embargo, ha visto la oportunidad de aprovecharlo para meterle alguna patada a alguno de sus compañeros de partido. Probablemente, a alguno de los que está en el Gobierno. Vamos, lo de siempre.

Y esta es la historia. Ruego, de nuevo, que disculpen esta intromisión pero bien saben que el director el periódico de Cuba entiende un poco y yo, tras leer la entrevista concedida por Carromero, no he podido aguantar más las ganas de preguntarle si realmente el tipo es así como parece o si, por el contrario, todo lo sucedido estaba perfectamente orquestado por algunos actores al servicio de un supuesto y temido Nuevo Orden Mundial.

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