Chismes y apuntes

Todos contra Soraya Saénz de Santamaría

La poderosa vicepresidenta del Gobierno empieza a tener enemigos. Y quizá importantes. La animadversión contra ella que se le presupone a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, sería el menor de sus problemas. Siempre que las últimas noticias que llevan y traen los especialistas en rumores tengan algo de cierto.

¿Lo tendrán? Simplemente el surgimiento de una nueva categoría de ‘cuentos que cuentas’ que se escucha desde hace días en algunas mesas y manteles madrileños reputados de reunir a su alrededor a comensales bien informados ya es señal de que hay alguien. Alguien importante que ha puesto en marcha una campaña contra la vicepresidenta.

Pero, ¿quién es ese alguien? Esa es la duda. En algunas páginas de internet, teóricamente cercanas a la facción más católica y conservadora del PP se dice que en el grupo se incluye casi todo el Gobierno, con una participación muy especial de García Margallo y De Guindos, teóricos pesos pesados, y por supuesto la cúpula del partido.

Esta versión, que hizo fortuna ayer hablaba ya de caída en desgracia de la ‘vice’ ante Rajoy que habría optado por quitarle sus ‘atribuciones’ nunca oficializadas de llevar la relación entre el Gobierno y los grandes grupos de medios de comunicación.

Algo que habría hecho muy bien, si lo que buscaba era su propio beneficio. Al final se habla mejor de Soraya que del resto, a pesar de que se hayan generalizado los ataques contra el Ejecutivo en casi todos los medios importantes, con contadas excepciones.

Así que ahora quien se va a encargar de esto es Jorge Moragas. Lo que quizá explique las últimas entrevistas concedidas a medios internacionales, como las de Financial Times o Bloomberg. Piezas en las que habla mucho más de lo que suele hacerlo cuando se las ve con un medio español.

Hoy, sin embargo, el cuento ha vuelto a mutar. Ya hay quien se arriesga a decir, en discretísimas conversaciones telefónicas. Que es la propia Soraya quien quiere vender que Rajoy se distancia de ella.

Porque hasta la ‘vice’, como todos los barones y casi cualquiera que tenga pensado acudir a las urnas, se da cuenta de que en las actuales circunstancias y a tenor de las encuestas, la única forma de seguir a flote es alejarse de un barco que, hoy por hoy, parece a punto de naufragar.

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