Finanzas

La crisis del Banco Espírito Santo ‘dinamita’ los test de estrés del BCE

Sede del BCE

Las dudas sobre el sector financiero europeo regresan a los mercados apenas a unos meses de que el BCE se convierta en el supervisor único de la banca. Los problemas del portugués Banco Espírito Santo han sacudido de nuevo al sector financiero europeo en un momento tan delicado como es la antesala de los test de estrés del Banco Central Europeo (BCE). El desplome de las acciones de la entidad lusa, si bien mitigada con un ligero rebote el viernes, retrotrae inevitablemente a los momentos más agudos de la crisis financiera, cuando las noticias que se iban conociendo agriaban cada vez más el humor de los inversores.

El BCE que preside Mario Draghi se convertirá en el supervisor único de la banca europea en otoño, después de que se realicen la revisión de calidad de activos (AQR) de las entidades y los test de estrés (cuyos resultados se conocerán previsiblemente en noviembre). Pero una prueba igual o más exigente será la de los mercados, en los que tras cinco años de larga crisis, cualquier atisbo de malas noticias amenaza con provocar un seísmo, como se demostró esta semana.

El riesgo de contagio se hizo más que evidente el jueves. El regulador portugués se vio obligado a suspender las acciones del BES cuando caía más de un 17% (el viernes recuperó algo de terreno) y todas las bolsas europeas sucumbieron a los números rojos. En España, donde el Ibex se dejó ese día un 2%, Liberbank llegó a desplomarse un 9% tras reconocer un riesgo en el banco portugués de apenas 2,7 millones de euros.

La sacudida también se notó en la renta fija, donde el mercado de CDS llegó a otorgar una posibilidad de impago del 30% para el banco portugués. Las primas de riesgo de los países periféricos (España, Italia, Grecia, Irlanda y por supuesto Portugal) volvieron a dispararse. El diferencial de España respecto a Alemania llegó a alcanzar los 160 puntos, la cota más alta en tres meses, si bien después se moderó hasta el entorno de los 155 enteros.

La crisis del Espírito Santo también ha golpeado los planes que manejaban otros bancos de cara a reforzarse precisamente antes de los test de estrés del BCE. Es lo que le sucedió en España, por ejemplo, a Banco Popular, que tenía preparada una emisión de 750 millones de euros en bonos contingentes convertibles (CoCos) que decidió finalmente suspender hasta un momento mejor, dada la volatilidad de los mercados. Incluso fuera del sector financiero, la constructora ACS también decidió dejar para otro momento una emisión de 500 millones en bonos.

Las tensiones en el Banco Espírito Santo obedecen a varias razones: Por un lado, el auditor de ESFG, que controla un 25% de la entidad, alertó recientemente de irregularidades contables en la sociedad que podría presentar sobrevaloración de ciertos activos, a lo que se suma que esta semana la agencia de calificación Moody’s rebajó tres escalones el rating del holding hasta ‘Caa2’ lo que le sitúa en el nivel de bono basura.

Aunque estrictamente esto no debería afectar a las cuentas de Banco Espírito Santo, ya que son entidades jurídicamente distintas, el hecho de que los dueños de la sociedad holding participen en la gestión del banco ha penalizado la imagen del banco, que se encuentra en proceso de cambio del equipo gestor sin que todavía esté muy claro quién sustituirá al ya expresidentes Ricardo Salgado. Además, según la prensa local, el equipo gestor está preocupado por la evolución de las filiales que el banco tiene en Angola y Luxemburgo.

BES aclaraba con un comunicado publicado la madrugada del jueves que su exposición a las empresas del grupo cuantificándola en 1.180 millones de euros, por lo que el mercado espera ahora noticias sobre cuál será su plan de reestructuración y las potenciales perdidas que puede tener. BES ha asegurado que tiene un colchón de 2.100 millones por encima del capital mínimo regulatorio (Common Equity Tier 1 8%) para hacer frente a este problema. Por otro lado, al gobierno portugués todavía le quedan 6.000 millones de fondos para recapitalizaciones de banco que no ha utilizado.

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