Para solucionar la problemática del Edificio España sólo hay que aplicar la ley, a menos que esta se conforme según ciertos intereses. El grupo chino Wanda está provocando las primeras tensiones –al menos públicas- entre la Comunidad de Madrid y el Consistorio. Mi jefe no se explica que esta macroempresa insista en el derrumbamiento del Edificio España, del que actualmente es propietaria. Su fundador, Wang Jianlin, adquirió esta emblemática construcción madrileña con unas condiciones estructurales que actualmente siguen intactas, luego: ¿por qué se empeñan en destruirlo?
Además, mi jefe ha señalado el carácter extraño de las posiciones contrapuestas del Gobierno regional y el municipal. Lo único que hay que hacer en este caso es aplicar las normas del Ayuntamiento de la capital, que impiden derrumbar la fachada del edificio, a menos que estemos ante otro caso de conformación de la legalidad dependiendo de ciertos intereses.
Y para terminar de plasmar todas las dudas del que me paga: ¿Cómo es posible que planteen la necesidad de tirar este inmueble, cuando el edificio de al lado, la Torre Madrid, sólo tiene cinco años más y pudo ser rehabilitado sin sacar a los vecinos de sus viviendas?
Cuando mi jefe insiste en estas incógnitas, como se está produciendo con el Edificio España, es porque realmente huele raro. Las piezas no encajan, las actuaciones no son consecuentes y no sólo están ‘tangando’ al chino –como ya explicó el ‘mandamás’ hace unos meses- sino que también nos están liando a nosotros.
