Elecciones Cataluña

¿Qué piensan sobre la independencia los extranjeros residentes en Cataluña?

Banderas independentistas en la celebración de la Diada

Recorremos Barcelona para saber la opinión de quienes el domingo no podrán votar. El 27 de septiembre 5.510.713 personas podrán ejercer su derecho al voto al mismo tiempo que más de medio millón de extranjeros residentes en Cataluña no podrán hacerlo. En una polarizada campaña electoral donde nadie parece querer escuchar a nadie, los partidos ponen su empeño en seducir a la inmigración española residente en la comunidad.

Pero, y a los extranjeros, ¿quién les seduce? ElBoletín.com ha estado con varios de ellos para saber su opinión acerca de unos comicios donde no tendrán voz.

“Yo me quedo”

Ye (22 años, estudiante) habla perfectamente el castellano y se defiende “bastante bien” en catalán. Este año se han cumplido nueve años desde que dejó China para asentarse en Barcelona junto a su familia. Ye estudia economía, trabaja en una heladería del centro y no parece estar muy preocupada por lo que sucederá, o podría suceder, del domingo en adelante. “No me preocupa demasiado porque creo que no va a pasar nada”, afirma.

“La Historia demuestra que prácticamente la única forma de conseguir la independencia es a través de la guerra, y no veo que eso pueda suceder”, asegura Ye mientras entiende, incluso comparte, gran parte del argumentarlo independentista, “si viajas por España te das cuenta que existe una gran diferencia cultural con Cataluña, e incluso notas cierto odio hacia los catalanes. ¿Por qué seguir en un país que no te quiere?”.

Los amigos de Ye la intentan convencer para que se posicione del lado soberanista, algo que ve inútil porque no puede votar, “injustamente”, afirma. “Si Cataluña fuera independiente seguiría en Barcelona. No porque fuera el Estado que quiero, ya que me siento china, sino porque es donde están mis amigos y mi familia”.

Las hermanas Hernández, Daisy y Gloria, confiesan que, al igual que Ye, seguirían viviendo en Barcelona aunque no formase parte de España. “Nos gusta Barcelona. Sólo viviríamos aquí o en Santo Domingo. No se trata de banderas, se trata de estar feliz en un lugar, y aquí es muy fácil estarlo” dicen mientras señalan una fachada. Daisy y Gloria regentan un centro de estética por la zona de Gráçia, llevan 10 años en la Ciudad Condal y no tienen pensado moverse, ocurra lo que ocurra. “Sinceramente pasamos bastante por alto el tema. Creo que es una cosa entre catalanes y españoles. Al menos políticamente. Nosotros, los dominicanos, pintamos poco”, sentencian.

”Tener menos no significa estar peor”

Samil (38) es testigo de Jehová y trabaja en una tienda de souvenirs del barrio gótico. Nació en una de las tantas zonas pobres de Bombay (India), por lo que está acostumbrado a “vivir con poco”, dice. No le preocupa lo que suceda políticamente en Cataluña, ni siquiera una hipotética salida del euro en caso de independencia. “Pase lo que pase no será peor que donde vengo. Además, si hago caso a los peores pronósticos, tampoco me parecen tan malos. Tener menos no significa estar peor” asegura antes de afirmar que no se iría de Cataluña porque que su camino es el de Jehová y le ha traído “hasta aquí”.

Dos generaciones, dos opiniones

Gabriel es padre de Jackson (19). Él nació en Cuba, y su hijo en Barcelona. Ambos están apoyados sobre un banco, llaman “chorizos” a todos los políticos y discuten sobre el futuro de Cataluña.

“Yo vine a España. Si se independiza Cataluña, no sé qué hacer, pues mi hijo y mi mujer son de aquí, e independentistas. No es tan fácil como decir, me largo. Pero si Cataluña fuese un país pasarían más de 50 años para poder desarrollarse, no tendríamos euros, lo que sería la muerte de la economía, y no sería tan fácil moverse por Europa, ¿eso es lo que quieres?” pregunta mirando inquisitivamente a su hijo, que responde.

“¿Y tú quieres seguir pagando tanto a España y no recibir nada a cambio? ¿O ver cómo se desprecia la cultura de aquí? Yo quiero que Cataluña sea independiente sobre todo, he de decir, por asuntos económicos. No me parece justo pagar lo que pagamos al Gobierno de España y ver cómo las cosas no funcionan, y que todo se decida desde Madrid. Mi idea sería un Estado independiente con los impuestos muy bajos, estilo Suiza o Andorra”, afirma Jackson.

“Te han lavado el cerebro”, claudica Gabriel moviendo la cabeza de lado a lado.

“Si me fui de mi tierra, ¿por qué no me voy a ir de ésta?”

Es filipino y dueño de un bar. Prefiere no decir su nombre “por si acaso, nunca se sabe”, dice. Afirma que el debate político ha tomado una deriva peligrosa y “llena de mentiras”. “Como haya independencia vamos a salir de la Unión Europea, digan lo que digan. ¿Qué va a pasar entonces con los visados de los extranjeros? ¿Vamos a poder seguir aquí?”, se pregunta antes de contestarse a si mismo “Por supuesto que no. No tendría sentido abrir o mantener un negocio en un país nuevo y bordeado por dos que sí tendrían el euro. Buscaría trasladarme a Madrid, Valencia o Bilbao, por ejemplo”. Asegura que no tiene nada en contra de los independentistas, pero a sus líderes políticos les pide sinceridad. “¿Por qué no dicen lo malo? ¿No hay cosas malas en la independencia”.

Una pregunta que repite Mohammed, peluquero senegalés. “Me encanta Barcelona, y Cataluña. Pero si se independiza creo que habría consecuencias muy malas. Habría menos dinero, y sería más difícil poder trabajar. No me gustaría irme, pero si me fui de mi tierra, ¿por qué no me voy a ir de ésta?” reflexiona.

Extranjeros en Cataluña

Según datos del Instituto de Estadística de Cataluña (IDESCAT), en la Comunidad Autónoma viven 1.085.000 extranjeros con permiso de residencia, lo que representa casi el 15% de la población total de la región. Sin embargo, la mayoría de ellos – alrededor de 700.000 – no pueden decidir el parlamento que quieren, ya que la ley electoral española sólo permite votar en las elecciones autonómicas a ciudadanos de la UE residentes en España o aquellos que llevando más de cinco años de residencia provengan de países con acuerdos de reciprocidad: Noruega, Ecuador, Nueva Zelanda, Colombia, Chile, Perú, Paraguay, Islandia, Bolivia, Cabo Verde, República de Corea y Trinidad y Tobago.

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