El tocadiscos

‘Sunbathing Animal’, un disco de Parquet Courts

Sunbathing Animal

El cuarteto liderado por Andrew Savage confirma el regreso a la actualidad de los sonidos característicos del gran rock neoyorquino de finales de los setenta. Habrá quién escuche este ’Sunbathing Animal’de Parquet Courts y quede convencido de que estamos ante una pieza de `punk rock’ moderno y evolucionado.Tal vez lleve razón porque algo hay de eso aquí: energía juvenil al por mayor y pasión por el ruido, por ejemplo. Pero quizá la definición no sea del todo correcta.

O eso puede pensar otro grupo de finos catadores que también va a pasar muchos buenos ratos con este disco. El que forma la inmensa mayoría de los aficionados más veteranos al rock crudo y sin concesiones. Ellos, seguro que van a escuchar en estas canciones los ecos de aquellos grandes grupos neoyorquinos que tocaban un par de veces a la semana en el desaparecido ‘CBGB’ a finales de la década de los setenta.

Ya saben los Television de ‘Marquee Moon’, aquel disco al que Amaral rindieron homenaje en ’Moriría por Vos’, una de sus canciones más conocidas. Y también, por supuesto, la Patti Smithde Horsesola primera Blondieo los primeros Ramones o los Talkin Heads.

La avanzadilla de una armada capaz de enviar a los infiernos a los grupos de rock progresivo que ‘aburrían’ a las ovejas con sus solos de media hora y sus aires de divos de música clásica con melenas. Los mensajeros de una revolución que, al final no cambiaría nada, pero que entonces parecía anunciar grandes cosas y enormes mutaciones sociales. Que, por cierto sí se dieron y, tal vez, para mal.

Y buena parte de aquel estrépito cargado de promesas reaparece en los altavoces de mi equipo cuando suenan estos Parquet Courts. No es poco mérito, pienso yo, sacar a pasear todos esos fantasmas pocos segundos de que la aguja de un giradiscos empiece a deslizarse por un vinilo. Y eso es lo que me ha sucedido desde que he escuchado el riff inicial de ’Bodies Made of’, una canción que va directa al grano desde el principio y ofrece muy pocas concesiones a la galería. Como tiene que ser.

Obviamente con un inicio así, la simpatía de según que tribu de oyentes, está asegurada. Pero, por supuesto, que sólo con eso no sería bastante, para tener la certeza de que estamos ante un disco que superará la prueba del tiempo y no se limitará sólo a ser uno de esos ejercicios de estilo que han proliferado en los últimos tiempos.

Entonces llega ese ese medio tiempo, llamado ‘Dear Ramona’ con su melodía ‘quedona’ y sugerente que puede resultar hasta ¿tierna? Y las dudas se desvanecen pero no lo suficiente. Ya saben hay mucho impostor suelto por los escenarios del mundo. Simples bandas de tributo bendecidas por el marketing viral y las redes sociales.

Sobre todo desde que la juventud ‘rocanrolera’ cuenta con la referencia de YouTube para saber, con toda exactitud el tipo de ropa, de melodías, de actitud y de instrumentos ‘vintage’ (guitarras-bajos-baterías-amplificadores-pedales-pastillas) que usaban los monstruos del pasado a los que se proponen imitar.

Incluso es cierto, a veces, que muchas de esas copias hasta superan a los originales, del mismo modo que, según cuenta la leyenda, Charlie Chaplin sólo pudo ser tercero en un concurso de imitadores de Charlot, quizá porque cuando alguien es verdaderamente original tiene problemas hasta para repetirse a si mismo.

Y, a falta de que las primeras sensaciones se confirmen con los próximos álbumes, los ‘Parque Courts’ se merecen un voto de confianza inicial tras este ‘Subathing Animal’ que es su segundo intento de alcanzar la gloria. No es que lo suyo sea, de momento, demasiado original. Pero tampoco es una simple copia.

Estos tíos son elegantes. ¡Que demonios! Hacía unos cuantos meses que no escuchaba un tema tan potente y pegadizo como ‘Always Back in Town’, repetitivo y chuleta, como las buenas cosas de Lou Reed, David Bowie e Iggy Pop, cuando tonteaban juntos por callejones oscuros y difíciles en los años brumosos del ‘glam’.

Aquí hay también un sólido trabajo de guitarras. La muralla impenetrable que crean Andrew Savage y Austin Brown, que también cantan, parece capaz de repeler hasta a un obús lanzado a bocajarro, sobre todo gracias a los durísimos cimientos que, en los momentos, más punkies, plantean otros dos picapedreros entusiastas a tener en cuenta: el bajista Sean Yeaton y, evidentemente, el tambolilero mayor Max Savage.

¿Alguna deuda con los primeros Strokes? Sí, por supuesto. ¿O acaso no era buena ‘Is This It’? Y un poquito de Dream Syndicatetambién para no olvidarse de los héroes que mantuvieron viva la llama en aquellos años ochenta en los que durante mucho tiempo mandaron las hombreras y la purpurina.

En fin, que unos tíos capaces de grabar su primer álbum sólo en versión cinta de cassette se merecen por lo menos el beneficio de la duda. Y que quieren que les diga, a mi se me ha quedado una enorme sonrisa en la cara después de oír el disco y me he abierto una cerveza (sin alcohol) para celebrarlo.

Que majos estos Parquet Courts, de verdad. Que recuerdos me traen al tocadiscos. Cierto que también, entonces, uno era más joven. Más o menos como ellos son ahora. Y están en activo, aparentemente dispuestos a llevárselo todo por delante. Duro con ellos chavales. Ya lo dijo Loquillo: Son pocos y cobardes. ¿Habrá llegado la hora de darse un garbeo por Brooklyn? Lo mismo me estoy perdiendo algo.

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