El artista del Bronx, consigue llenar dos días consecutivos el Yankee Stadium de Nueva York. Sólo Paul McCartney lo había conseguido antes en solitario. Y también Jay Z, pero con el apoyo estelar de Justin Tiberlake y Eminem. Pero hasta ahora, nadie que cantara en castellano lo había intentado siquiera. Romeo Santos sí lo ha hecho y ha entrado en la historia tras llenar dos noches consecutivas el Yankee Stadium de Nueva York.
La gesta llevó el pasado viernes a ser el tema central de la portada de la edición ‘on line’ del ‘New York Times’. El prestigioso periódico le dedicaba un elogioso artículo en el que intentaba, además, explicar el estilo de música al que se dedica el artista: la bachata. Salsa romántica sin trompetas, según la gráfica descripción que realiza el periodista.
Romeo, además, al contrario que otros latinos que han rozado el éxito como Ricky Martin o Shakira no ha realizado aún ninguna versión en inglés de sus canciones. Y lo curioso es que en su caso, el hacerlo sería lo más natural del mundo. Porque se trata de un estadounidense de pura cepa.
El triunfo de este neoyorquino, criado en el Bronx, de padre dominicano y madre portoriqueña, es, para el ‘Times’ la prueba definitiva del aumento de la influencia de la población latina en EEUU que suma ya 50 millones de personas. Y, a pesar de que Romeo parece haber renunciado a seducir a la mayoría anglosajona del país su ascenso es tan inevitable que, por una vez, hay quien vaticina que la ‘montaña va a venir a Mahoma’.
Ya no estamos hablando de cifras marginales. En una industria en caída libre, las cifras de Santos son tan espectaculares que no pueden obviarse. Otra de sus hazañas es haber acumulado 345 millones de visitas en YouTube con su último vídeo. Una cifra que dobla los números de Beyonce.
Pero batirla en EEUU y Latinoamérica no es suficiente para convertirle en un fenómeno global. Ahora se trata de conquistar mercados como el chino o el japonés, donde no ha habido un éxito masivo de un cantante latino desde los lejanos tiempos en que las canciones de Julio Iglesias sonaban en cualquier aeropuerto del mundo.
Ese es el siguiente reto de un Santos que, de momento, completara una gira por EEUU, donde está abarrotando todos los recintos, siempre con una capacidad mínima de 50.000 personas. Algo que, hoy por hoy, está al alcance de muy pocas grandes estrellas. Y todos los demás cantan en inglés, por supuesto.
