La Voz sigue en lo más alto, como espectáculo televisivo. Pero su supuesta validez como plataforma para lanzar al éxito a buenos cantantes, con independencia de su físico o sus contactos, se ha derrumbado, casi por completo. Unos platos rotos que quizá obligaron a David Bisbal a expulsar del programa a Sharay Abellán.
O por lo menos, eso indica un torrente de rumores, imposible de contrastar que fluye desde el pasado miércoles por los ambientes de la industria audiovisual española, en los que, además, se ‘elogia’ a los estrategas que habrían urdido una solución de urgencia que podría salvar las ganancias futuras que aún tiene que proporcionar La Voz.
El caso de Manuel, el amigo de Rosario, y algunas otros indicios de que La Voz es lo que es, un gran programa televisivo, bien montado, con ritmo y un excelente espectáculo que hasta incluye música en directo, habían empezado a provocar una tormenta en las redes sociales que ponía en duda la divisa publicitaria de un programa que intentó vender la igualdad de oportunidades.
Y, en medio, de esa endiablada contradicción la permanencia en pantalla de Sharay Abellán, hija del popular José Antonio Abellán era una bomba de relojería y había que ‘echarla’. Un trabajo sucio que tuvo que realizar David Bisbal y que puede resultar, de rebote, muy positivo para él en el futuro.
Porque la perdida acelerada de credibilidad que experimentaba La Voz, si bien no afecta a los actuales share del programa si condiciona los planes de futuros negocios que Universal y RLM Management, la filial de Prisa. Las dos fuerzas corporativas dominantes de este espectáculo televisivo que tan rentable le está resultando a Telecinco. Sin una historia de cuentos de hadas detrás
Los ‘escritores’ del increible guión de ficción televisiva que les estamos contando, aseguran que todo habría salido a pedir de boca. La reacción airada de una Sharay Abellán que no admitió la derrota, la bronca en twitter, en la que ha tomado parte el propio padre de la criatura, y esa frase «tú no sabes quién es mi padre», con que la cantante habría amenazado a David Bisbal y que no llegó a los telespectadores, son una mina inagotable de promoción positiva.
Ahora sí que La Voz podrá seguir presumiendo de que sólo se quedan los que valen. ¿Seguro? A lo mejor, en opinión de los analistas trasnochados que nos cuentan este chascarrillo, se les ha ido la mano un poco a los cerebros de Telecinco.
Por aquello de que la avaricia rompe el saco y que haya sido Kiko Hernández, el ex de Gran Hermano y tertuliano de Sálvame, el que haya revelado lo que Sharay dijo, resulta raro. Más aún cuando cita como fuente a Javier Miñano uno de los regidores del programa.
Pero a lo mejor la cadena gana por un lado lo que pierde por otro. Sobre todo, si se produce un espectacular choque de trenes en los juzgados entre José Antonio Abellán y Kiko Hernández a cuenta de las presuntas calumnias sobre la hija del primero que habría lanzado el segundo.
