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La Unión Ciclista Internacional encarga una auditoría interna a KPMG para ‘calmar’ a sus críticos

Los actuales directivos de la Unión Ciclista Internacional (UCI) están dispuestos a ofrecer a los sectores de críticos que florecen en los ambientes de este deporte un desnudo integral que demuestre su total inocencia. Para conseguirlo han encargado una auditoría interna a la empresa KPMG que, en teoría, contará con la máxima colaboración de los cuestionados responsables de esta federación.

Los dirigentes del ciclismo mundial se mueven en la cuerda floja acusados desde muchos frentes de corrupción en el peor de los casos, o de haber sido blandos con las conspiraciones que se han desarrollado alrededor de un deporte, deficitario, que se enfrenta a su posible desaparición y que, sin embargo, aún goza de una gran popularidad entre los aficionados a las competiciones.

Pero los problemas relacionados con el doping y las luchas fratricidas de familias que ha puesto al descubierto el ‘caso’ de Lance Armstrong, han impedido durante años que esa legión de seguidores pueda ser rentabilizada por la propia UCI, los diferentes torneos o los profesionales de una disciplina que ‘poco a poco’ se queda sin patrocinadores.

En la UCI quieren hacer primero esa exhibición pública de limpieza y, posteriormente, remodelar y remozar las competiciones y el entorno en busca de formatos que permitan un mayor seguimiento y aseguren la venta de derechos de retrasmisión globales, algo que, de momento, sólo tendría asegurado el ‘Tour de Francia’ y no del todo.

Pero ‘la disidencia’, agrupada en torno al ‘movimiento’’ Change Cycling Now’ (Cambiar el ciclismo ahora, según su traducción literal del inglés) que lidera el ex ganador del Tour Greg Lemond, cree que con esto no será suficiente. Se necesitan también caras nuevas y un cambio absoluto en la dirigencia que tendía que empezar con la dimisión de Pat McQuaid.

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