Cultura

La crisis del Teatro Real, otra dura derrota para Wert

José Ignacio Wert, ministro de Educación

El ministro de Cultura y Educación, José Ignacio Wert, ha salido muy tocado tras la resolución de la crisis del Teatro Real, cuyas secuelas aún pueden ser muy dolorosas. Sobre todo, porque, lejos de lo que podría parecer, la batalla aún no ha terminado.

La necesidad de facilitar una salida negociada y digna a Gerard Mortier, el director artístico destituido, impone una tregua entre los verdaderos protagonistas de esta guerra, el Ministerio de Cultura y el Patronato presidido por Gregorio Marañón, ahora la prioridad es conseguir que Mortier se vaya, con un finiquito asequible, y que no ponga en peligro la programación de grandes estrellas que el mismo diseñó y que podría desvanecerse si no consigue un pacto que satisfaga al gestor cultural belga.

De momento, se juega la baza de Joan Matabosch, el hombre elegido para sustituirle, que ha manifestado públicamente su devoción por Mortier, la admiración que siente por su trabajo y ha conseguido detener el plan de Wert de convertir a Pedro Halfter en el director titular de la orquesta. Si el todavía responsable del Liceo hace entra en razón a su antecesor y le convence de que las bases del proyecto que puso en marcha en el Real van a mantenerse, puede que el belga, en plena fase de tratamiento del cáncer que le apartó de sus obligaciones, opte por una salida incruenta.

O puede que no. Hoy por hoy, Matabosch aún no ha firmado su contrato y Mortier no ha sido despedido formalmente. Con lo que la opción de una bicefalía en la presente temporada no es descartable, así el belga tutearía la programación que diseñó y su sustituto podría aprender a su lado. Pero, en realidad, todo pasa porque el Patronato y Gregorio Marañón puedan demostrarle al director artístico saliente que han frenado el ataque de Cultura y detenido las injerencias de Wert y los suyos.

¿De verdad lo han hecho? Pedro Halfter insiste, a pesar de haber sido desmentido desde el Ministerio, de que fue el Instituto Nacional de las Artes Escénicas (Inaem) quien le animó a presentar una propuesta para la orquesta del Real. Y el director general del Inaem, Miguel Angel Recio es uno de los enemigos mortales de Mortier. El belga le ha acusado reiteradamente de querer dirigir el Real desde su oficina, tal y como hace con la Compañía Nacional de Danza. Tampoco el secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, le resulta muy simpático.

Quizá por eso, pocos se sorprendieron del anuncia a toda página publicado por el Teatro Real en un diario madrileño, para agradecer a los patrocinadores privados su apoyo. ¿Un recordatorio a Cultura de quién corre últimamente con los gastos? Hubo quien lo interpretó así. A pesar de que a los antiguos aficionados no acaban de gustarles estos mecenas de los que alguien ha llegado a escribir que son capaces de mandar mensajes de texto con el móvil mientras suena el ‘Agnus Dei’ del Requiem de Verdi.

El Ministerio, por su parte, ha contestado desde algún confidencial de Internet. Asegura que estas instituciones culturales van a sufrir una verdadera mutación cuando tengan que rendir cuentas tal y como se les va a exigir en la nueva Ley de Transparencia. Y no lo van a tener fácil, porque son ámbitos que están acostumbrados a hacer lo que quieren con el dinero público y a no dar explicaciones.

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